Castilla y León
El lío azucarero
La cooperativa Acor ha solicitado a los responsables del Ministerio de Agricultura, Medio Rural y Marino (MARM) un incremento de su cuota de producción de azúcar de 17.000 toneladas. En el departamento dirigido por Elena Espinosa no han dicho que no, de momento, aunque tampoco que sí. Lo van a estudiar, según el procedimiento previsto en la normativa vigente. Y eso ha puesto de los nervios a los responsables de la empresa, que ahora se llama Ebro Foods y está presidida por Antonio Hernández Calleja, que parecen actuar en algunas ocasiones como si el antiguo Ministerio de Agricultura fuese suyo.
El problema radica en que, si se acepta la petición planteada por Acor, bien sea en su totalidad o bien en parte, la cantidad de cuota que se conceda tendrá que salir de la otra empresa que queda en este momento en el sector, que es Azucarera Ebro, ahora propiedad de los ingleses de British Sugar, lo que supondría una pérdida importante para esta última. Pero la cosa se complica un poco más, porque en virtud del acuerdo de compraventa de Azucarera Ebro, serían los antiguos dueños de esta última, es decir, la actual Ebro Foods de Hernández Calleja, Demetrio Carceller y la Sepi, entre otros importantes accionistas, los que deberían abonar una compensación a los británicos. En resumidas cuentas, un lío.
La petición de Acor pone en una situación complicada a los responsables del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM), pero también a los de la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León, dado el frágil equilibrio que existe en este sector. Pero los que de verdad están de los nervios son los responsables de Ebro, que se creían que todo el monte era orégano, después de haber vendido su división azucarera a los británicos y la láctea Puleva a los franceses, sin importarles si había perjudicados, siempre y cuando ellos llenasen sus arcas.
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