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Malcolm X: un legado fratricida

Tras la muerte en 1997 de Betty Shabazz, viuda de Malcolm X, las tensiones entre sus hijas, únicas herederas del patrimonio de la pareja, no han hecho más que aumentar.

Ilyasah Shabazz, junto a una escultura de su padre en Harlem
Ilyasah Shabazz, junto a una escultura de su padre en Harlemlarazon

Llevan una década de disputas y las acusaciones de dilapidación del legado familiar se entrecruzan con las de incapacidad mental. El motivo del enfrentamiento entre las herederas es el reparto de la herencia, valorada en más de 1,4 millones de dólares. La fortuna fue gestionada por la madre hasta su fallecimiento y entre los objetos más preciados estarían numerosos textos del político, defensor de los derechos civiles –incluso se habla de la existencia de una autobiografía firmada por la viuda–, cuya conservación podría peligrar por la falta de entendimiento entre sus descendientes. Ahora, el tribunal de sucesiones de Westchester, en Nueva York, deberá juzgar qué hay de cierto en las acusaciones entre las hermanas. A dos de las hijas, Ilyasah y Malaak Shabazz, se les reprocha haber gastado el dinero de la herencia y dejar que otra parte «se pudra». Una familia con mal fario Para el abogado de Malikah Shabazz, la situación es preocupante porque imposibilita un acuerdo legal sobre qué hacer con el trabajo de su padre, así como con los objetos personales que atesoran y que podrían formar parte de colecciones y museos por su relevancia histórica. Malcolm X fue un reconocido activista del movimiento negro, que reivindicó los derechos civiles de este colectivo en EE UU hasta que fue asesinado en Harlem en 1965. Precisamente una de sus hijas, Qubilah, fue detenida en los años noventa acusada de contratar a un sicario para que acabase con la vida de Farrakhan, líder de la Nación del Islam y uno de los principales sospechosos del asesinato del líder afroamericano. Aunque finalmente no fue encarcelada, tuvo que ser rehabilitada por su adicción a las drogas. Como colofón, en 1997, el hijo de Qubilah quemó la casa de su abuela, que falleció semanas después.