Córdoba
Russian Red: «Es genial que Madonna esté a los 50 en un escenario yo no lo quiero para mí»
DE CERCA«Yo digo que quiero ser madre joven, pero lo decimos todas las amigas y resulta que muchas están acabando ahora la carrera. Lo que si quiero es tener, sobre todo, niños. Es una obsesión de mi madre que sólo tuvo niñas…Hemos sido una familia demasiado femenina»
Un día enciendo la tele, veo a una chica con carita de ángel, flequillito y los labios teñidos de un rojo encendido. Tras dos o tres segundos de curiosidad televisiva, cuando ando a punto de cambiar de canal, de aquella boquita pintada sale una voz aún más colorida y sorprendente que su lápiz de labios. Los minutos de su canción vuelan y, al final de la actuación, escucho, por fin, su nombre: Russian Red. Vaya –me digo–, por fin una artista de verdad.
-Dicen que es usted un fenómeno ¿se siente así?
-Pues no, la verdad. La música se hace desde uno mismo y se comparte, con el resto de los músicos sobre el escenario…Pero creo que el proceso que uno tiene que experimentar es totalmente diferente al de sentirse un fenómeno, sobre todo para que sea de verdad.
-Pues tras tanta chalada disfrazada y tanta niñata Disney, impresiona escuchar a una chica que sólo se esconde tras su pintalabios y cuya voz pone la piel a temblar…
-Bueno, gracias. Yo lo que creo que ha sucedido es que en la música está lo que es más producto, donde lo más importante es la pretensión de vender y de llegar al público, consiguiendo que se identifique con alguien… Y ahí hay tanta chica Disney y tanta chalada porque lo la música es lo que menos importa. Sin embargo la gente que me ha rodeado y yo, desde el principio, hemos querido hacer música. Y supongo que ahí se nota la diferencia.
-¿Vuelve de su gira por Asia con su segundo disco, «Fuerteventura», pensando que un día podría llegar a ser como los Beatles?
-¡Uuuuyyyy!… Vuelvo pensando que está a punto de acabarse este año que sólo me está trayendo cosas buenas y no quiero que se acabe. Y vuelvo de Asia alucinada con lo amorosa que es la gente allí como público y como personas individuales, deseando volver y todavía sin creerme del todo la movida. Todavía tienen que pasar años o discos para que me crea que esto es de verdad y no que me prestan atención porque parece que estás de moda.
-Lo que va a poner de moda es cantar en inglés en España, ¿habla inglés igual de bien que lo canta?
-Desde hace años estoy acostumbrada a hablar en inglés. Estudié traducción en la universidad, tengo amigos americanos e ingleses y viajo mucho, así que lo practico constantemente. Tampoco suena perfecto, pero me defiendo bien: sé que puedo expresar lo que quiero decir en cada momento.
-¿Pronuncia mejor cantando?
-Bueno es que la música a veces esconde el acento, mira a Laura Pausini..., jajaja
-¿Alguna vez cantará en castellano?
-Hace poco hicimos un actuación en el matadero en un minifestival para niños e hicimos versiones de Los Bravos y de Los Mismos; de momento canciones mías no, aunque tengo alguna escrita, porque aún no me siento segura…Pero llegará.
-Da la impresión de que su historia ha sido como de carambola. Una chica le presta una barrio de labios y se bautiza con su nombre, toca en bares, sigue en internet y acaba de gira en el sello de Sony Music: ¿No ha ido todo demasiado rápido?
-Pues ha sido todo un dejar fluir y no dejar pasar: no ha habido ninguna pretensión de hacer nada más que lo que estaba sucediendo. Fui a grabar mi primer disco a Córdoba y lo que menos podía imaginar es que grabándolo de aquella manera, en aquella casa, el disco iba a dar tanto que hablar y me iba a dar la posibilidad de grabar un segundo con la gente que lo he grabado y que me iba a llevar a viajar por todo el mundo. Como no me lo esperaba y no lo ansiaba, cualquier cosa que iba viniendo era lo máximo, porque no tenía ninguna expectativa mayor.
-¿Pero llegó a la música por casualidad?
-Yo toco la guitarra desde que era adolescente y cuando estaba en el último año de universidad decidí que quería ver qué se sentía yendo a un bar y cantando delante de la gente. Siempre he sido muy vergonzosa y quería hacerlo aunque fuera para superar el miedo.
-¿Y como se quedó la gente en su primera actuación?
-Pues bastante indiferente, porque estaba acatarradísima, muy nerviosa y lo hice fatal. Pero me dije: «Es el paso, no ha sido para tanto». Era una noche de micrófono al mes y cuando volví al mes siguiente lo hice mejor y así, poco a poco, fui conociendo gente…
-Primero llegó a internet y luego a grabar discos. ¿vive de ellos?
-No, no vivo de mis ventas y mira que…bueno… Pero yo creo que por un lado es normal que la gente que ha vivido toda la vida de las ventas de sus discos se queje, porque de repente saca un disco que cuesta un dineral y un esfuerzo –y no te digo ya las películas– y ve que el ingreso desaparece o se ve reducido al veinte o incluso al diez por ciento… Como yo directamente cuando saco el disco no vivo de eso, tengo una perspectiva diferente.
-Pero no defenderá la piratería, supongo.
-No, no es que defienda la «piratería», aunque al principio yo, como adolescente, si tenía dos duros no me los gastaba en comprar música, sino en salir con las amigas o en comprarme un pingo. Y más pensando que ya tenía música gratis en el ordenador de casa y, además, la libertad para descubrir grupos y un programa que ponías una palabra y te salían grupos, nombres de canciones… Se te abría un universo en el momento y no tenías la mentalidad de decir, oye, esto cuesta un dinero y ha habido gente grabando este disco dos meses. Ahora que trabajo en esto tengo otra perspectiva.
-¿Ya no se descarga música?
-Hace años que no me descargo música. No compro discos, pero sí compro digitalmente, que es lo más fácil –lo hago desde el móvil–. Y si compro, son vinilos. Pero supongo que a un adolescente no resulta fácil meterle en la cabeza ese concepto, porque piensa en sí mismo, no en el colectivo. Entonces, entiendo las quejas, pero también que los tiempos cambian y que hay que adaptarse. Las descargas musicales ahora se están viendo reducidas porque ahora cada vez hay más plataformas en las que te puedes comprar un disco por nueve euros, una canción por un euro y la gente empieza a participar más de eso. Lo que es más preocupante es el cine, porque no hay plataformas y hacer una película cuesta más que hacer un disco. Aparte nosotros tenemos el directo.
-Usted concretamente tiene el directo y ya, un premiazo de MTV… ¿le hizo ilusión recibirlo?
Sí. Está muy bien y me hizo mucha ilusión. Pero te cuento. El premio que se me dio como mejor artista española para MTV salió en los medios, pero no hubo una entrega oficial. Luego con ese premio yo optaba a otra categoría que no gané y que ya se sabía antes de que fuera a la gala… Así que fui a la gala de invitada y me senté con el resto de los clientes de MTV. Los premiados estaban en su sitio, cerca del escenario … ¡Y yo estaba en la otra punta, jajaja! Pero sí es verdad que hace ilusión y que esas galas son como un partido de fútbol histórico, porque hay una enorme sensación de energía y las actuaciones son como fuegos artificiales.
-Me sorprende que estando tan al principio de su carrera y con tanto éxito diga que en algún momento se parará y hará otras cosas…
-Es que me gusta la fotografía, escribir y estoy deseando volver a la universidad. Quiero tener otras vidas y hacer otras cosas, saber que no siempre me voy a dedicar a esto… Admiro a Madonna, me parece genial que esté tan estupenda a los cincuenta subiéndose al escenario, pero no es lo que quiero para mí. Además también quiero tener una familia…No es que eso me vaya a separar del resto de las cosas, pero me gusta centrarme. Y ahora hago música y siempre va a haber música en mi vida…Pero no sé si profesionalmente.
Personal e intransferible
Lourdes Hernández –de nombre artístico Russian Red–, nació en 1985 en Madrid. Ha publicado dos discos, «I Love Your Glasses» y «Fuerteventura», con los que ha viajado por medio mundo (Latinoamérica, EEUU, Asia, Europa…).
Es contradictoria, visceral, cariñosa, amante de los Beatles por su padre –«me los ponía todo el rato en el coche junto a grupos de los 70 que me gustaban un montón»– y observadora de otros cantantes bien distintos por su madre «ella era más ecléctica y lo mismo me ponía a Patty Smith que al Fari»–. Llena de sentimientos las canciones que escribe, pero deja de lado cualquier tipo de pretensión cultural, ideológica o política. Cree en Dios, perdona depende qué y no le gusta olvidar. No tiene novio «y ahora mismo no quiero tenerlo», toma sushi y vino blanco antes de los conciertos y si volviera a nacer sería bailarina o princesa.
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