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Élmer Mendoza: «No sé hacer literatura para gente feliz»

Élmer Mendoza
Élmer Mendozalarazon

–En sus libros propone un viaje hacia el lado oscuro. ¿Qué cree que es lo que le seduce de este mundo a sus lectores?
–Advierten que los personajes que delinquen también tienen rasgos humanistas. No son ni tan malos ni tan buenos y en eso se nos parecen: mucha gente tiene que sobrevivir cada día sacando sus fuerzas oscuras.

–Así que cree que todos somos en potencia alguno de sus personajes...
–No lo creo, estoy seguro.

–Y ¿por qué prefiere hablar de su Culiacán natal y no crear su propia Macondo?
–Hay una ciudad real que se llama Culiacán y ahora hay otra de ficción con el mismo nombre, que es mi creación.

–Afirmó en alguna ocasión que escribe sobre narcotráfico por un «problema de contexto». Si hubiese nacido en España, ¿de qué escribiría?
–Sobre fútbol, toros...

–No le creo.
–Bueno, seguramente sobre más cosas. Nuestros pueblos se parecen a los españoles y encontraría los conflictos que quiero contar. Por ejemplo, aquí tienen un alto índice de adicción a las drogas y me interesaría por esos temas.

–Vaya, que busca el problema...

–Sí, la literatura para gente feliz es muy complicada y yo no la podría hacer.

–En «La prueba del ácido» recupera al detective Edgar Mendieta, «el Zurdo», que sigue necesitando a su compañera Gris Toledo, como le pasa a Sherlock con Watson. ¿La mejor fórmula para resolver un caso es la pareja?
–Es lo mínimo para poder hacer la vida más comprensible.

–Pero Miss Marple actuaba en solitario.
–En la realidad es muy difícil que todo dependa de una sola persona, pero las mujeres son muy listas para ese trabajo: tienen sentido de la espera y capacidad de interpretación.

–Eso también les permite ser excelentes malvadas.

–Sí. Samanta Valdés, uno de mis personajes, es una mujer a la que le gusta el poder y lo ejerce sin miedo ni arrepentimiento.

–Tiene la capacidad de transformar el lenguaje de la calle en literatura pero, ¿eso le complicará la existencia en la Academia?
–No, me han llevado allí porque conozco esa parte de la vida y del lenguaje y haré todas las aportaciones que sean para que el español sea más rico, más explicable.

–Por curiosidad, ¿quiso ser, como en su libro, «El amante de Janis Joplin»?
–(Risas) No, pero estoy seguro de que fui quien se inventó ese mito de Janis con los hombres. Me parece una mujer extraordinaria.

 

Con firma propia
Profesión: escritor y catedrático de Literatura.
Nació: en 1949, en Cualiacán (México).
Por qué está aquí: ha sido nombrado miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y presenta su libro «La prueba del ácido» (Tusquets).