Nueva York

«Chicago» vuelve la ley seca

DÓNDE: Teatro Nuevo Alcalá. Madrid. CUÁNDO: del 18 de noviembre al 5 de febrero. CUÁNTO: de 14,90 a 64,90 euros. www.entradas.com

en la cárcel Marta Ribera (en el centro) interpreta a Velma Kelly, una de las dos asesinas protagonistas de «Chicago»
en la cárcel Marta Ribera (en el centro) interpreta a Velma Kelly, una de las dos asesinas protagonistas de «Chicago»larazon

Lo prometían Bob Fosse y Fred Ebb desde el tema central de «Chicago»: «Vamos cariño, ¿por qué no pintamos la ciudad... con todo ese jazz?». Y cumplieron: «Chicago» puso patas arriba a Nueva York primero, a Londres después, y más tarde a otras cuantas ciudades por todo el mundo. No fue en 1975, cuando se estrenó –el bueno de Fosse no llegó a saborear el éxito pleno de su apuesta–, sino en 1996, a la segunda. Desde entonces se ha convertido en un gran musical contemporáneo, casi un clásico ya, visto por 17 millones de espectadores, con salto al cine en 2002 incluido en su caja registradora.

A España llegó a finales de los 90 con Àngels Gonyalons y Joan Crosas en un aplaudido montaje. Hace dos años, una nueva producción conquistó Madrid antes de emprender una gira que ahora trae al montaje de regreso a la capital. Con algunos cambios, eso sí: este «Chicago» español tiene nuevos rostros en su reparto. Se mantiene Manuel Bandera como el abogado «trilero» Billy Flynn, pero Marta Valverde es la nueva Mama Morton, y las dos vedettes asesinas protagonistas, la no tan cándida como parece Roxie Hart y la curtida Velma Kelly –ambas en la cárcel por despachar con plomo a los hombres de su vida–, están ahora encarnadas por María Blanco y Marta Ribera, respectivamente, actrices que sustituyen a Marcela Paoli y Natalia Millán, quienes estrenaron el montaje en Madrid en noviembre de 2009.

Inspirado en hechos reales, «Chicago» fue inicialmente una obra de teatro escrita por la periodista Maurine Dallas Watkins a modo de sátira sobre una sociedad que encumbraba a los criminales con tal de que éstos tuvieran encanto: fue lo que ocurrió con Velma –se llamaba igual, aunque apellidadad Gaertner– y con la Roxie real, que en realidad fue Bealuah Annan.

Incluso hubo un abogado famoso y un embarazo de por medio y, claro, el Chicago de aquellos años de la ley seca se volcó con sus antiheroínas, asesinas pero populares. «La trama es muy potente y engancha desde el primer minuto, no es una excusa para cantar y bailar», asegura María Blanco. «Se está hablando de la corrupción legal; la lectura sería: cuánto más dinero tengas, más libre eres. Y en el caso de Billy Flynn, lo tiene todo: la estética, ese pico de oro y el hecho de que es uno de los mejores abogados criminalistas de Chicago». La picaresca de la obra, dice la actriz, «es un tema que no pasa de moda: la ley seca hoy sería la prohibición de fumar». Y añade Marta Ribera: «El musical nos encanta por el glamour que tiene. En esa época, todo ese mundo canalla se camuflaba dentro de una seducción, de unos asesinatos de guante blanco. Ahora nos parece todo más maravilloso».

Un número clásico

Para Ribera, el éxito de la obra se explica porque «es un espectáculo muy bien diseñado a partir de una historia real, de un libreto y unas músicas de autores de cabaret y unas coreografías perfectas. Durante dos horas y veinte minutos, está todo cuidado de principio a fin». Lo corrobora María Blanco: «Está hecho por grandes maestros del musical y del cine: Bob Fosse como coreógrafo, Fred Ebb como guionista y John Kander como autor de la partitura. No les podía salir mal».

Entre sus números favoritos, Blanco destaca el de la clase que le da Mama Morton a Velma Kelly, el «bebito» («Me And My Baby») y el célebre «All That Jazz»: pocos comienzos han logrado capturar la atención del espectador como éste: «Es el número que más se conoce. No me aburro de él: cada día que lo escucho, me pone las pilas».

Esta producción –que imita a la de Londres–, nació marcada por el signo de la austeridad: frente al público, un escenario desnudo excepto por una gran caja central en la que la orquesta, omnipresente, se convierte en protagonista. El resto es una estética en tonos negros y el trabajo actoral. «Lo importante es la historia, a través de la música y la escenografía, sin grandes parafernalias ni cambios de vestuario, simplemente lo que el actor o cantante y bailarín transmite», dice Ribera. Y su compañera en escena lo tiene claro: «Es un regalo que nos hacen a los actores, siempre y cuando estés bien dirigido y tú resuelvas bien tu trabajo, porque no hay adornos: nada distrae».

Ribera reconoce que está bien ser una chica mala en escena, «aunque siempre le encuentras el punto divertido a todos los personajes». Blanco no lo duda: «Como está todo en tono de sátira, somos asesinas... pero caemos bien».
 

 

Al ritmo de Rob Marshall
«Chicago» aterrizó en las salas de cine en 2002, en una versión poderosa dirigida por Rob Marshall y con guión de Bill Condon que cautivó al público pero recibió críticas desiguales. Richard Gere dio vida al abogado Billy Flynn, mientras que Catherine Zeta Jones fue la diva Velma Kelly y Rennée Zellweger se metió en las mallas de la rubia Roxie Hart adelgazando unos cuantos kilos a velocidad récord tras engordarlos un año antes para rodar «El diario de Bridget Jones». El filme ganó seis Oscar, entre ellos el de Mejor Película.