Maldito sorteo

Roz juega a la literatura, pero juega en sin broma alguna, porque le va la memoria en ello: la idea de este libro surge de una anécdota familiar que es el eje disparador. Un viaje en coche que ocurrió en los 70, y los personajes no son otros que su padre, su madre y su abuela. Todos los lugares que se nombran son reales, en el gigante Buenos Aires. La obra tiene el mérito de secuestrarnos: arranca como un ordinario paseo en coche por la periferia bonaerense y termina en una pesadilla de sangre, sudor y lágrimas. Norberto, joven convencido de que siempre le han querido mucho, visita junto a su novia y su suegra la vivienda que les ha tocado en un sorteo del Banco Hipotecario en un páramo de las afueras. El ingeniero, que les enseña la que será su casa, les advierte que se avecina una tormenta. Cuando comienza a llover, el maltrecho vehículo se atasca en el barro al tiempo que a su prometida le duele la tripa hasta quedar atrapado en un cepo de alimañas... ¿Cuánto dolor, incertidumbre y desasosiego nos depara este título, a caballo ente el cine de terror nipón y la buena prosa castellana?Todo el drama se canaliza a través de un humor negro que es una magnífica forma de entender la vida y siempre asistido de prosa clara. Claro está, sin olvidar la banda sonora de estas páginas impregnadas de tangos con destino a la forma más acabada del absurdo...