Irak

Al Qaida planificó la matanza de cristianos en Alejandría

El «Ejército del islam», estaría detrás del ataque de Alejandría, en el que murieron 20 cristianos la pasada Nochevieja.

Policías egipcios montan un cordón de seguridad en torno a un coche destrozado en el atentado perpetrado en Alejandría el 31 de diciembre
Policías egipcios montan un cordón de seguridad en torno a un coche destrozado en el atentado perpetrado en Alejandría el 31 de diciembrelarazon

El Cairo- El ministro del Interior egipcio, Habib Al Adly, anunció ayer que existen «pruebas concluyentes» de que el «Ejército del islam» planeó y llevó a cabo el atentado contra los coptos, aunque no ofreció más detalles sobre la investigación ni sobre esta pequeña célula palestina. Al Adly sólo desveló que los militantes habrían reclutado a colaboradores egipcios para ejecutar su plan, pero que su «atroz papel» en estos «malvados actos terroristas» es irrefutable. Esta acusación respalda la hipótesis principal del Gobierno egipcio sobre la participación de «elementos extranjeros» en el atentado contra la iglesia de los Dos Santos de Alejandría, aunque aún se desconoce si fue llevado a cabo por un terrorista suicida o con un coche bomba.

El «Ejército del islam» ha negado toda responsabilidad o relación con el ataque. El grupo tiene su origen y actúa en la franja de Gaza, donde se sospecha que participó en los secuestros del soldado israelí Gilad Shalit en 2006 y de un periodista británico en 2007. Sus milicianos dicen inspirarse en Al Qaida, aunque no se han probado sus vínculos reales con esta organización. Otro grupo afiliado a la red terrorista, pero con sede en Irak, amenazó a los cristianos de Egipto poco antes del atentado de Nochevieja.

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, declaró ayer que ésta había sido una nueva victoria contra el terrorismo y contra aquellos que buscan dividir al país, de mayoría musulmana y donde un 15% de la población es cristiana. Las autoridades aseguraron desde el primer momento que el ataque buscaba sembrar el caos y alimentar la violencia sectaria, algo que Mubarak insistió en que combatirá con todos los medios, aunque advirtió de que no permitirá injerencias externas respecto a este asunto, que ha agriado las relaciones de Egipto con el Vaticano y con algunos de sus socios occidentales.