Teatro

Presentación

«Macbeth»: Sombras que caminan

Autor: W. Shakespeare. Versión y dirección: H. Pimenta. Escenografía y dir. de audiovisuales: J. Tomé. Reparto: J. Tomé, P. Pedroche, Ó. Sánchez Zafra, J. Hernández-Simón, T. Asorey, B. de Santiago, A. Maurín. Teatros del Canal. Madrid.

José Tomé en Macbeth
José Tomé en Macbethlarazon

Escocia, durante el paréntesis sangriento de Macbeth, es un lugar oscuro y arbitrario en el que la vida nada vale. El teatro contemporáneo ha buscado a menudo aproximaciones estéticas a esta idea: el «Macbeth» de María Ruiz en 2004 o el de Carles Alfaro en 2008 exploraban territorios similares de angustia y penumbra. Pero la nueva propuesta de Helena Pimenta y la compañía Ur Teatro da un paso más y no sólo reafirma a la directora y los suyos como grandes conocedores de la esencia shakesperiana, sino como creadores capaces de generar sorpresa. Pimenta emplea un sistema de llamativas proyecciones sobre una suerte de ciclorama de doble capa y logra que los ejércitos, la corte o la aparición de las brujas transmitan desasosiego. Hay algo de muerte, de fantasmagórico, en todos ellos. Parece que fueran, como dice al final Macbeth en sus célebres líneas, sombras que caminan.

Estética de entreguerras
Pimenta explota estos recursos tecnológicos sin olvidar que hace teatro: el actor, en primer plano, logra una combinación que cautiva. En este tétrico «Macbeth» de estética de entreguerras –las casacas de cuero son la seña de identidad del hermoso vestuario de Rosa García Andújar–, Pimenta borda una versión ajustada del verso de Shakespeare, que pone al servicio de sus actores. En este apartado llega el «debe» del balance: hace falta más trabajo de entonación en algún caso. José Tomé encabeza la compañía, pero su Macbeth no es la mejor elección, por voz y cadencia. No aparece en ningún momento el guerrero airado y cruel, aunque mejora cuando, ya coronado y en calma, juega con ironía en la corte. Sería un buen Claudio a todas luces. Pero Macbeth exige otro tipo de energía. A su lado, ganan la potente Lady Macbeth de Pepa Pedroche, provista de maldad sutil –aunque en algún momento se deja llevar también por el aspaviento– y el duro McDuff de Óscar Sánchez Zafra. Que una joven actriz, Belén de Santiago, dé vida a Malcom, tampoco funciona bien. En su conjunto, en cualquier caso, este «Macbeth» es una brillante y original versión.