Europa

París

Nicolas Lebourg: «Breivik ha seguido el manual de los neonazis estadounidenses»

En un mundo global, el «terrorismo individual» no deja de ser una paradoja. Como lo es cuando sucede en países tradicionalmente ajenos a la violencia. La fría matanza de 76 personas en Noruega es un claro ejemplo, como explica a LA RAZON Nicolas Lebourg, investigador de la extrema derecha y la violencia política en la Universidad de Perpignan.

Jóvenes noruegos colocan flores en la isla de Utoeya en homenaje a las víctimas del tiroteo
Jóvenes noruegos colocan flores en la isla de Utoeya en homenaje a las víctimas del tiroteolarazon

–¿Encaja Anders Behring Breivik en el perfil del «lobo solitario»?
–Sí. Por lo que sabemos hasta ahora, en cuanto a la táctica, al método, y a la ideología, es alguien muy americanizado. La manera de trabajar en solitario, sin depender de ninguna red de aprovisionamiento de material viene en realidad del neonazismo americano. Se utilizó mucho en los 70 y 80 en EE UU. Es un «modus operandi» típico. Esas referencias, como la noción del «lobo solitario», donde se actúa en soledad, para evitar todo riesgo de fuga o traición, desembarcan en nuestra «vieja Europa» en los 90. De hecho, en el manifiesto de este terrorista noruego encontramos un mestizaje de referencias de la extrema derecha norteamericana y europea. Este individuo, que dice cometer un atentado para defender la identidad noruega, es un puro ejemplo de globalización.

–¿Qué puede alimentar un acto de «terrorismo individual»?
–Para perpetrar un acto terrorista como éste, sólo hace falta material y una ideología. Un coche bomba cargado de nitrato de amonio combinado con un carburante es algo de una simplicidad bíblica. Y los daños son extraordinarios, como hemos visto y como ocurrió en Oklahoma en 1995. Basta que a esto se sume una ideología y un «mito movilizador» que sirva de guía, que vehicule la idea de que un país o un continente está siendo destruido u ocupado por un nuevo totalitarismo que conllevará la destrucción cultural, etc…

–¿Cuál es ese mito movilizador?
–Actualmente, en Europa hay una ideología movilizadora, una especie de fantasmagoría en torno al islam. Existe una confusión entre islamismo y la idea ilusoria de que en nuestra sociedad todo musulmán es un enemigo.

–¿Cree que Internet ha desempeñado un rol importante a la hora de crearse una propia ideología con la que legitimar su acto?
–Hoy, muchos intercambios a escala internacional se hacen a través de la Red. A nivel ideológico sucede lo mismo. Así hemos visto aparecer recientemente el mito de «Eurabia», de una Europa arabizada por voluntad de los gobiernos socialdemócratas. Gente que en la extrema derecha hace quince años se manifestaba desde una óptica antisemita, hoy muestran un punto de vista antiárabe.

–¿Hay que temer imitadores?
–En el estado de deconstrucción en que está la sociedad europea por la crisis social y económica actual, es posible que haya quien piense que hay medios de una gran simplicidad y eficacia terrorista, y movidos por una ideología, puedan pasar al acto. Ahora bien, todo depende de la manera en que cada país permite la «violencia política». En la sociedad española, el espacio dejado a la violencia política no es el mismo que en otros más permisivos, porque está habituada a combatir y rechazar la violencia de ETA. De ahí que en España, yo diría, que los riesgos son menores.