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España

Pobres putas

La Razón La Razón

Alguno pondrá el grito en el cielo. A otros les resultará discutible. Pero a mí, comerciar sexualmente con mujeres, me parece que es siempre un delito, ya sea como proxeneta, pero también como cliente. Las mafias que controlan este negocio en España, trafican con decenas de miles de mujeres y niñas porque hay clientes. La pregunta es: ¿por qué los hombres acuden a la prostitución, en una sociedad tan permisiva para todo tipo de relaciones como la nuestra? ¿De plena libertad sexual? La respuesta nos la da el presidente de Hombres por la Abolición de la Prostitución. Sostiene Enrique Javier Díez Gutiérrez que la mayoría de los hombres acuden a la prostitución como un ejercicio de poder y sumisión hacia otra persona a la que pueden tratar a su antojo. Le pagan por prestarle un servicio y punto, con lo cual todo está justificado. Lo que se está buscando, en realidad, es una experiencia de dominio y, en bastantes casos, de abuso. De poder y sometimiento, a fin de cuentas. ¿Qué pasaría si en vez de penalizarlas a ellas, se cargara contra el que paga? Pues la experiencia demuestra que la demanda cae en picado cuando se persigue la compra de sexo. Los suecos y los noruegos lo hiciero y el número de prostitutas se redujo en más de un 40% en menos de un año. ¿Acaso no es la prostitución una forma de violencia de género? A lo mejor no es ningún disparate lo que digo. ¡Pobres putas!