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Investigación científica
Un bosque convertido en guía docente
La «Fundación Prada A Tope» pretende dar a conocer, a través de un bosque, los conocimientos para discernir las diferentes especies arbóreas
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Ubicado en el paraje conocido como «Los Barredos», entre los términos municipales de Arganza y Cacabelos –en la comarca leonesa de El Bierzo–, se encuentra el Bosque Didáctico, una iniciativa emprendida por la Fundación «Prada A Tope» y que pretende recuperar sistemas naturales degradados por el abandono del cultivo agrícola.
La repoblación, con especies de frondosa, pretende mitigar los efectos adversos del cambio climático, debido al carácter de almacén de carbono y sumidero de dióxido de carbono de las masas arboladas que se han creado.
Además, el bosque favorece la conservación, la restauración y la mejora de los ecosistemas, así como la biodiversidad y la protección del suelo frente al efecto de la erosión.
En una altitud de 530 metros y con una pendiente de entre el 11 y el 30 por ciento, la litología dominante del bosque es la silícea, sin indicios aparentes de salinidad.
La vegetación, básicamente, está formada por pinares y choperas procedentes de repoblación, matorral de brezo y escoba con regenerado disperso de roble y encina.
Según José Luis Prada, creador de esta iniciativa, «se trata de un bosque típico de especies del norte, cotidianos de nuestro entorno; árboles que había en mi niñez y que perduran en el tiempo. Actualmente, tenemos unos 3.600 ejemplares de una veintena de diferentes especies, aunque esta cifra va en aumento. Este bosque está abierto al público; es de todos».
Árboles como el mostajo, el serbal morisco, el cerezo, el arce blanco, el castaño, el álamo negro, el tejo, el abedul, la encina, el alcornoque, el almendro, el fresno de hoja pequeña, el roble albar, el rebollo o el olivo, junto a determinados arbustos como el acebo, el cerezo de santa Lucía, el avellano o el madroño conforman la variada vegetación existente. En cuanto a la fauna silvestre destacan los corzos, jabalíes, conejos, liebres, zorros, cornejas o perdices.
Una aventura diferente
Para Prada, el bosque es «el comienzo de una aventura importante, de futuro. El esfuerzo diario conduce al bienestar total. Es muy gratificante ver cómo van creciendo los diferentes tipos de especies».
Uno de los principales objetivos es la concienciación medioambiental de los escolares. «Que un padre venga a visitar el bosque con sus hijos me llena de placer, es una satisfacción. La meta es que sea un bosque educativo, que permita diferenciar unas especies de otras. La idea es que los chavales vean las cosas físicamente, no de manera virtual –hoy en día todo es apariencia–. Se trata de una iniciativa para concienciar a la gente de la necesidad de conservar la tierra», afirma Prada.
Por otra parte, el bosque pretende constituir un laboratorio para la investigación y el aprendizaje de alumnos universitarios de estudios inmersos en el ámbito forestal –en el campus universitario de Ponferrada se imparten ingenierías como la Técnica Agrícola o la Técnica Forestal, en las especialidades de Industrias Agrarias y Alimentarias, y de Explotaciones Forestales, respectivamente–.
En la primera fase de forestación han intervenido diferentes instituciones. Una de ellas ha sido la ONG «Proyecto Hombre», cuya actividad está orientada al tratamiento y prevención de las toxicomanías. «Cuando las personas de ‘‘Proyecto Hombre'' vienen aquí se lo pasan muy bien y desconectan de su rutina. Ésta es la terapia real, la que vale. Son sensaciones que no se pagan con dinero», sostiene Prada.
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