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El Real Madrid sin enemigo

La Razón
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José Mario se pasó dos meses insistiendo en la necesidad de contratar un delantero centro porque no podía jugar con uno solo. La directiva accedió a su petición y fichó a Adebayor. Con éste y Benzema se había cumplido el deseo del entrenador de contar con dos y ayer, para celebrarlo, alineó uno solo: el recién contratado, con lo que Benzema ya sabe lo que le espera. Sobre todo, porque el togolés es muy buen jugador y ayer marcó.

El Madrid necesitaba recuperarse de la indigestión de la chistorra y se explayó contra la Real Sociedad, equipo que en nada se parece a aquél que empezaba en Arconada y acababa en López Ufarte. Habría bastado con Cortabarría y Gorriz para que el equipo tuviera más presencia.

El Madrid se topó con tan pocas dificultades para imponerse que en veinte minutos ya tenía la victoria asegurada. Tamudo asustó dos veces, una de ellas en colaboración de Casillas, pero al equipo donostiarra no se le vio en ningún momento espíritu suficiente para plantar cara. Si su escasa fe, su inexistente contundencia y presión la mostrara ante el Barça, un suponer, ya sé yo quien diría que le quería regalar el partido. El tanto donostiarra lo marcó Arbeloa.

A Kaká le ofrecieron un obsequio y marcó el primer gol. El Madrid no necesitaba ayudas del contrario para ganar porque le sobraba calidad y la superioridad la impuso desde el primer minuto.

No le costó nada encontrar espacios y hasta aplicarse a jugar con toques para satisfacer a la parroquia. Cuatro goles fueron pocos. Pudo marcar más.