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Crisis del PSOE

La margarita de P Rubalcaba

La Razón La Razón

Rubalcaba, en el PSOE, se ha convertido en el perro del hortelano: ni come, ni deja comer. La semana política ha comenzado como una olla a presión a punto de estallar. Consumido el Debate sobre el Estado de la Nación, ahora todos los focos de atención están centrados en el futuro del candidato Alfredo P. Rubalcaba que el sábado será proclamado, con todos los honores, como candidato socialista a la presidencia del Gobierno. Momento en que la bicefalia se pondrá en marcha y sus efectos negativos se percibirán de inmediato. ¡Tiempo al tiempo!. En el Partido Socialista, se comienzan a sentir los resultados destructivos y casi obligados de un hiperliderazgo en política. Desde el año 2000 en que Rodríguez Zapatero fue elegido secretario general, con algunos vaivenes, hay que reconocer que Zapatero siempre había mandado en su partido. Ahora las cosas han cambiado y el descontrol es absoluto. No manda nadie. El erial es evidente. Y el descontento, también. Todo el mundo mira a Alfredo, y P.Rubalcaba por el momento no emite señal. Parafraseando a Zapatero en el reciente Debate sobre el Estado de la Nación, Rubalcaba en el PSOE se ha convertido en el perro del hortelano: ni come, ni deja comer. Lo es todo. Es vicepresidente del Gobierno, ministro del Interior y portavoz del Ejecutivo, es candidato a la Presidencia del Gobierno. En teoría manda más que nadie, pero no ejerce; y es que está más que nadie expuesto a las críticas, a las contradicciones, a los errores y a la escenificación de la ruptura real y sentimental con Rodríguez Zapatero. Una situación que ya sea por egoísmo político o por estrategia electoral no debería prolongar mucho tiempo más. Rubalcaba no necesita músculo de mando; necesita trabajo de campo. Y para eso se tendrá que bajar del coche oficial, ponerse los vaqueros y recorrer España buscando los millones de votos que los socialistas se han dejado en las cunetas y cloacas de miles de pueblos y ciudades. El sábado, Alfredo P. Rubalcaba se convertirá por designación directa en el candidato socialista; las primarias son ya historia. Pero es que el sábado comienza en el PSOE el calvario de la bicefalia. ¿Desde dónde se va a gobernar? ¿Desde Moncloa o desde Ferraz?. ¿Quién manda: Zapatero o Rubalcaba?. ¿Quién se va a quemar con los errores? ¿Un gobierno saliente o un candidato con la vitola de perdedor?. Son cuestiones nada estrambóticas. Se van a convertir en las historias políticas cotidianas de un Partido Socialista dañado por las últimas elecciones, deteriorado como nunca en su liderazgo y despistado en un programa electoral que no se le conoce. El PSOE ya no ilusiona a nadie y P.Rubalcaba lo sabe. Precisamente por eso, la decisión sobre cuándo debe abandonar el Gobierno tiene muchas teorías. Todas posibles. Todas factibles. Todas incapaces de arreglar la situación. Aquí sólo hay una margarita y esa margarita la tiene bien escondida P. Rubalcaba. La solución tiene que llegar en breve. Y sino lo hace, el daño que le estará haciendo a su propio partido puede ser electoralmente irreparable.