Artistas
Aromas de apareo por Miguel Ángel ALMODÓVAR
Decía Graham Greene que el mejor olor era el del pan, aunque en su novela «El tercer hombre» apuntaba que hay silencios muy elocuentes, lo que podría entenderse como la obviedad de no incluir a la trufa en el aserto, habida cuenta de que su aroma es algo que excede a cualquier categorización relacionada con un alimento. El olor de la trufa es el resultado casi mágico de la mezcla de más de ochenta componentes aromáticos, entre los que ocupa lugar de máximo protagonismo un esteroide, la androsterona, que en los varones humanos se desliza por el sudor de las axilas y que los cerdos machos dejan fluir por su saliva para excitar a las hembras en la proximidad e inminencia del apareo. Que de ello se infieran propiedades afrodisíacas es otro cantar, pero de lo que no cabe duda es de que la trufa es altamente proclive al apareo gastronómico, tanto sea con huevos o con pavos, por mucho que éstos, como demostró el compositor Gioachino Rossini, se dediquen a difundir rumores en contrario.
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