Presidencia del Gobierno

Mentir engañar defraudar por Andrés Muriel

La Razón
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Hay una edad para creer en los Reyes Magos y otra para creer en las promesas electorales. Todo pasa. En esta España nuestra de los cinco millones de parados debería estar penado que haya políticos que cojan el micrófono y que soplen medidas de campaña como si estuvieran cantando, con una mano en el ombligo, el «me va...me va, me va» de Julio Iglesias. Pero eso es mucho pedir. Es hora de ponerse serios y de coger a este toro con las dos manos. Rubalcaba, por muy grande que sea ahora su exorcismo, no puede desdecirse de la coautoría de toda una política zapaterista que ha contribuido a que el país esté en este momento tambaleándose en la cuerda floja del abismo. Rubalcaba dice, para contrarrestar el programa electoral de Rajoy, que no va a prometer martingalas, que no va a ir más allá de lo que no pueda cumplir. Ahora... Mientras él estaba en el Ejecutivo, se dio luz verde al indiscriminado cheque bebé –tanto daba la nieta de Amancio Ortega como un nacido en la chabola– y a la desgravación fiscal de los 400 euros y a las millonarias políticas de lenguaje de género. Todas las medidas las engulló un huracán de la crisis que se empezó a diagnosticar cuando iba a doscientos por hora levantando tejados.

La situación es crítica. Piénsenlo bien, quienes tengan que pensarlo, antes de ametrallar los folios del programas electoral con el lenguaje del choteo. El del «se promoverá», «se velará», «se potenciará». Las cosan se hacen, se derogan o se construyen. Y esto se acompaña de guarismos concretos, de plazos con dígitos bien claros y de fechas que uno pueda apuntar en el envés de la papeleta electoral antes de meterla en la urna.

Con más de un cincuenta por ciento de jóvenes en el paro, exiliados por la falta de expectativas y, sobre todo, de empleo, no hay lugar para las promesas de karaoke ni para emular a algunos directores de cine, por muy literario que quede el tiro. Un día le preguntaron a Sam Peckinpah qué le aconsejaría a un joven que quisiera hacer una película como Perros de Paja. Y dijo: «Muy sencillo, cuatro cosas: Tener una buena historia, ir al productor adecuado, comenzar a engañar, mentir, defraudar y mucha constancia para seguir defraudando, mintiendo, engañando...»