La diputada Andrea Fabra tuvo ayer que dar de baja el teléfono de su vivienda familiar tras una noche de decenas de llamadas con insultos y amenazas. Alguien distribuyó su número particular en Twitter como parte de una movilización que desde el minuto uno fue jaleada con entusiasmo desde las filas de la oposición. Las cuentas de @PSOE y @gpscongreso, además de numerosos diputados y militantes socialistas, calentaron el ambiente con decenas de tuits en paralelo a sus pronunciamientos públicos. Que no decaiga. Los sumarísimos y expeditivos «tribunales populares» que imperan en las redes sociales juzgaron y condenaron con severidad a Fabra por las tres palabras que ya se habrá arrepentido de pronunciar, pero que acabaron desdibujándose en el mar de insultos y amenazas «ad hominem» que generaron. Envueltos en el «hashtag» #quesejodan como en una capa de tiempos de Esquilache, cientos de usuarios ejecutaron la sentencia sin pararse en límites legales y otras zarandajas. «A Andrea Fabra le deberían de meter una buena hostia y dejarla medio tonta (más de lo que es) será hija de p*** decir #quesejodan asquerosa!»; «Tu querido #Quesejodan te saldrá caro, el día que alguien te encuentre por la calle y te cruce la cara»; «El camarero que sirve cada mañana a Andrea Fabra tiene la responsabilidad moral de escupirle en el café por todos nosotros», bramaron @HablardeTelevis, @AlbaCortess y @08181. Y si la diputada no parecía suficiente diana, @Anonymous_Link fue más allá y se encargó de difundir datos de todos los diputados del PP que aplaudieron el discurso del presidente @marianorajoy, «por si quieres decirle algo». Con este ambiente, a nadie le extrañó que el #quesejodan se reconvirtiera ayer casualmente en el santo y seña de las convocatorias de protestas ante las sedes del @PPopular «en toda España». Con los sombreros bien calados, eso sí, para que la caza se transforme en un motín en toda regla.