Oviedo

Unidad e ilusión

La Razón
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Su Alteza Real, Don Felipe de Borbón, en presencia de la Reina y de la Princesa Doña Letizia, entregó ayer, en el Teatro Campoamor de Oviedo, los galardones que llevan su nombre. En su tradicional discurso, el Príncipe de Asturias aprovechó las virtudes personales de cada uno de los premiados, ejemplos de generosidad, integridad y excelencia, para trasladar al conjunto de los españoles un mensaje de esperanza en el futuro, pero también de exigencia en el esfuerzo y en la unidad. Don Felipe articuló su intervención a partir del reconocimiento del difícil momento que atraviesa España y que lleva al ánimo de muchos ciudadanos pesimismo, resignación y desaliento. Señaló a los representantes políticos como los principales concernidos en la gran tarea de encauzar y dar respuesta a los graves problemas que vivimos, haciendo hincapié en la responsabilidad contraída con unos ciudadanos a los que se piden grandes sacrificios, y reclamando altura de miras para todas las instituciones del Estado. Pero el Príncipe quiso ir más allá de la actual coyuntura de crisis económica para advertir de que el mundo está viviendo cambios muy profundos que afectan a nuestro modelo de vida y a los que estamos obligados a dar respuesta como país. Son desafíos globales en los que sólo podremos influir a nuestro favor si todos los españoles «colaboramos y caminamos en la misma dirección». Y así, ese reclamo perentorio de mantener la unidad y la convivencia, se convirtió en el eje central del discurso de Su Alteza.

El marco en el que deben resolverse todos los problemas no puede ser otro, como recalcó el Príncipe, que el Estado de Derecho que tantos esfuerzos nos ha costado alcanzar y cuyas leyes es obligado respetar a la hora de solucionar las diferencias. Respeto a la legalidad que debe ir necesariamente acompañado de la decidida voluntad de superar los desencuentros. Y el camino no es otro que «preservar los afectos y mantener vivas las emociones y los sentimientos que compartimos, forjados a través de nuestra larga historia común». Fe, pues, en un proyecto común llamado España, que exige dar lo mejor de nosotros mismos. En definitiva, un llamamiento del Príncipe de Asturias a recuperar los valores de la Constitución que nos han permitido acumular un patrimonio extraordinario de libertad, respeto y civismo, como nunca antes en nuestra historia. Un patrimonio reconocido internacionalmente con admiración que hay que cuidar. Y la mejor forma de hacerlo, nos dice el Príncipe de Asturias, es alentar una conciencia social que valore lo mucho que tenemos de positivo, nuestras capacidades y fortalezas, y que nos ayude a proyectar una buena imagen de nuestro país.