Cine

Los Ángeles

El universo en manos de Ridley Scott

El realizador estrena hoy «Prometheus», una de las cintas más esperadas del año. Es su regreso a la ciencia-ficción y, también, al universo que creó para «El octavo pasajero»

EL MORBO DE FASSBENDEREs uno de mejores actores, y uno de los más sensuales. En este filme luce todo su talento
EL MORBO DE FASSBENDEREs uno de mejores actores, y uno de los más sensuales. En este filme luce todo su talentolarazon

Las películas de ciencia ficción parecen haber caído en desgracia. Últimamente son muy pocas las que llegan a la gran pantalla. Afortunadamente, la imaginación de Ridley Scott sigue funcionando y esta semana estrena «Prometheus», una historia que, según el, no es la precuela de «Alien», aunque lo parece. El director de «Thelma y Louise» regresa a la pantalla y lo hace a lo grande dirigiendo a los actores de moda: Michael Fassbender y Charlize Theron.

«Prometheus» se desarrolla al final de este siglo, cuando dos arqueólogos, uno cristiano y otro ateo, descubren lo que puede ser una pista sobre los orígenes de la humanidad: el mismo tipo de cueva con pinturas antiguas en diferentes puntos del planeta. Las pinturas son mapas cósmicos y la pareja de arqueólogos se embarca en una misión a bordo de la nave «Prometheus», nombre del héore griego que fue castigado por regalar el fuego a los hombres. Dando vida a uno de los arqueólogos está la actriz Noomi Rapace, heroína absoluta del filme a quien Scott descubrió viendo la cinta «Los hombres que no amaban a las mujeres». Junto a ella aparece Michael Fassbender, que interpreta al androide David. Los androides ya han aparecido en otras películas anteriores que ha rodado Ridley Scott, como «Blade Runner» y «Alien», y, por lo general, son más fuertes, más inteligentes y evolucionan mejor que los humanos.

Scott, en persona, no es grandilocuente, no decora sus frases con adjetivos, es seco y va al grano, es directo en sus contestaciones, y mantiene un acento británico que no ha perdido a pesar de los muchos años que lleva residiendo en Estados Unidos. Caballero inglés desde 2003, prefiere que le quitemos el título de su nombre y le llamemos Ridley a secas, sin «Sir»: «Soy parte del proletariado, siempre lo fui y lo seguiré siendo»,asegura.

–¿Por que decidió dirigir este filme?
–De pronto tuve la idea. Creí que iba a provocar muchas preguntas en el público, y eso es lo que me más me ha interesado conseguir con esta historia.

–«Prometheus» revela su curiosidad por la existencia de Dios. ¿Cree o no cree en él?
–Soy un agnóstico convertido desde el ateísmo. Uno puede reunir a diez científicos en una habitación y preguntarles si son religiosos y al menos tres o cuatro te dirán que sí. Yo he preguntado mucho sobre ese tema y al final todas las teorías acaban en un muro o en otra pregunta. Deje atrás la Iglesia de Inglaterra, donde fui monaguillo, pero en estos momentos Dios para mí significa una posibilidad.

–Desde luego, «Prometheus» invita a una secuela.
–La rodé con esa idea. Me gustaría explorar que ocurre con el Dr. Shaw en la siguiente película. Hacia donde va y qué va a encontrar. Supongo que su idea del paraíso es muy diferente a la que yo tengo y ésa es una posibilidad que me gustaría seguir investigando.

–¿Le molesta cuando Hollywood trata de clasificarle?
–Me aburre. He sobrevivido a las etiquetas. He tenido que pelear por cada película que he rodado. Y he sabido disfrutar del éxito y el fracaso, pero en ambos casos aprendí algo. Cuando estrené «Blade Runner» nadie la entendió, nadie sabía lo que estaba haciendo. Los críticos me destruyeron, pero no me importó porque yo sí sabía lo que hacía. Personalmente, creo que mi mayor virtud es la de contratar siempre al actor adecuado para el personaje idóneo. Ellos son los que me han ayudado. Podría decir que debo mi carrera a mis actores. Ellos me entendieron y entendieron sus personajes, así es como he podido sobrevivir

–¿Disfruta con este tipo de filmes?
–Me fascinan. Y definitivamente quiero hacer una película de piratas en un futuro cercano, lo único que no quiero hacer es una cinta ambientada en la época victoriana.

–¿Por qué?
–Demasiada decoración, demasiada decoración industrial, demasiados imperios industriales. Es uno de los períodos más espectaculares en diseño, en la música, en la arquitectura, pero a mí no me interesa nada.

–Lleva rodando desde hace treinta años. ¿Cuáles considera los títulos más importantes en su carrera?
–Creo que el más importante fue «Los duelistas». Sorprendió a todo el mundo que fuera capaz de hacer una película de dos horas. Muchos me criticaron y al final descubrieron que era una gran película. También, por supuesto «Alien» y «Blade Runner», que, y perdona que lo diga, pero es jodidamente buena y continúa siendo actual después de treinta años. Y «Thelma y Louise».

–A pesar de la leyenda que le precede, ha confesado que está contento con su carrera y con el hecho de que sus películas sean mucho más conocidas que su rostro.
–Es cierto. Me gusta que sean más importantes que yo mismo.

–Es de los pocos que siempre ha apostado por incluir a un personaje femenino fuerte, valiente, determinado. Sus críticos aseguran que no hay mujeres tan fuertes.
–No las habrán conocido. A mí me gusta que todos los personajes de mis películas posean credibilidad. Hay mujeres que por sus circunstancias y su lucha saben perfectamente que tienen que ser fuertes.

–¿Qué ha ocurrido con el proyecto sobre Gorbachov que tenía entre manos?
–Es un guión difícil. Está basado en el momento en que Gorbachov conoce a Ronald Reagan en Reikiavik. La historia es fascinante, aunque es muy difícil de llevar a cabo. No tenemos todavía el guión terminado.

 

Más secuelas que Rambo
Es pro bable que Ridley Scott esté intentando reivindicar la creación de «Alien» con este filme, además de sacar un poco de rédito económico a esta criatura que ha dado para más de una secuela. Comenzó James Cameron con una segunda parte que se merece lo de «entretenido», pero que ya desdibujaba la esencia de «El octavo pasajero». A partir de ahí se sucedieron filmes en una surrealista competencia por parte de los directores por firmar en cada ocasión un bodrio mayor. El alien llegó a convertirse en un personaje tan «pop» como Freddy Krueger, y a alguna mente brillante de Hollywood se le ocurrió hasta enfrentarla a «Predator». No debe extrañar que Scott la revindique ahora.