Amnistía fiscal

Aznar como activo

Aznar siempre elegía a Rajoy para abordar los problemas complicados porque sabía que con él tenía garantizada la discreción y la eficacia.

La Razón
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Con acierto, Rajoy ha decidido involucrar de lleno al ex presidente Aznar en la campaña electoral. Las relaciones entre uno y otro dirigentes, otrora afectadas por algún malentendido, son ahora excelentes y el ex jefe del Gobierno ha transmitido su voluntad de trabajar como un militante más para ayudar a ganar en esta cita, en la que se puede empezar a perfilar el cambio en España. Otra cosa no hubiera sido entendida, pues Aznar es un activo insustituible que el PP ha de enarbolar si quiere rentabilizar el recuerdo de su exitosa gestión. No hay que olvidar que en los años en los que gobernó se alcanzaron las más importantes cotas de prosperidad que se recuerdan en la España moderna. Tanto que hasta Zapatero, en una de sus intervenciones públicas, tuvo que reconocer que su tarea económica fue ciertamente relevante. No hacerlo hubiera sido no ver la realidad, aunque tratándose de Zetapé tampoco constituiría un hecho extraordinario. Al ex presidente lo han querido linchar y enterrar políticamente desde la izquierda y la extrema izquierda atribuyéndole todos los males patrios. Les cuesta reconocer que con él en La Moncloa el país pasó de tener un paro del 22 por ciento al 8, que redujo un déficit del Estado que estaba disparado y llevó la deuda a unos niveles controlables. Todo en poco tiempo, bajando impuestos y tipos de interés, reduciendo el gasto público e incentivando a las empresas para lograr lo único que puede permitir que una situación como la actual, o como la que heredó Aznar, cambie radicalmente: o sea, creando empleo. Eso lo consiguió rodeándose de gente que sabía lo que tenía que hacer en una situación desesperada como aquella, entre ellos el vicepresidente Rodrigo Rato, el actual coordinador de la política económica, Cristóbal Montoro, y el hoy presidente, Mariano Rajoy. Hay quien se empeña en presentar a Rajoy como un pelele que nada ha hecho en su vida. Confunden la discreción con la ineficacia. Rajoy fue el hombre a quien utilizaba Aznar constantemente para sus trabajos más complicados. Llevó las negociaciones con los nacionalistas, la política antiterrorista y coordinó el programa electoral y el económico en la campaña en la que Aznar alcanzó la mayoría absoluta. Cuando había un problema gordo, Aznar siempre elegía a Rajoy porque sabía que con él tenía garantizada la sensatez y el buen resultado. Así ocurrió cuando hubo que enderezar el desaguisado de Villalobos con las vacas locas o para solventar la crisis del «Prestige». Quienes dicen que Rajoy no trabaja no quieren recordar cómo el gallego estuvo meses enteros, fines de semana incluidos, compareciendo cada día ante la opinión pública para informar de la evolución de aquella crisis. Otros que hablan más, como Cascos, que era el ministro afectado, se fueron de cacería. ¿Quizás por eso Cascos odia tanto a Rajoy? En el éxito de Aznar tuvo un papel relevante Mariano Rajoy, y el actual presidente del PP sabe que para su éxito futuro debe contar desde el primer momento con Aznar. Así lo está haciendo.