Bruselas

Alemania quiere obligar a la banca a que asuma las quiebras de los Estados

Estudian un mecanismo permanente para rescatar a los Estados que incluya la reestructuración de la deuda de los países.

La canciller alemana, Angela Merkel, fotografiada a su llegada a la Cumbre de líderes de la Unión Europea en Bruselas
La canciller alemana, Angela Merkel, fotografiada a su llegada a la Cumbre de líderes de la Unión Europea en Bruselaslarazon

La locomotora alemana no esta dispuesta a seguir tirando del resto de los vagones europeos a cualquier precio. La canciller alemana, Angela Merkel, defendió ayer ante el resto de los líderes de la UE la necesidad de que los Estados miembros con sus cuentas al rojo reestructuren parte de su deuda si quieren acceder al nuevo mecanismo permanente de rescate que los europeos quieren crear.

De esta manera, Merkel volvió a poner sobre la mesa una jugada que ya intentó durante el debate del rescate de Grecia, y que le enfrentó al resto de sus colegas europeos, ya que la canciller era partidaria del colapso de la deuda helena para que no pagaran el resto de los europeos por sus excesos. «Necesitamos un mecanismo, un procedimiento que implique también a los bancos y a los fondos que ganan grandes intereses, para que el contribuyente no cargue con la responsabilidad solo. Y hay que prepararlo para que esté listo en el peor de los casos», indicó en su llegada a la cumbre europea ayer en Bruselas. Los críticos de esta reestructuración controlada de la deuda, entre ellos el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, subrayan que amenazaría la estabilidad de la zona euro, desincentivando la inversión, además de elevar el riesgo de contagio entre los países con cuentas menos saneadas.

Pero la alemana ya ganó una primera batalla, al lograr incluir la posibilidad de la participación del «sector privado» en el coste de la deuda en el informe del grupo de trabajo sobre la gobernanza económica, aprobado por los ministros europeos de Finanzas, y que respaldaron los líderes ayer.

La posibilidad de que los bancos arrimen el hombro en las pérdidas llegó tras el acuerdo que Francia y Alemania cerraron en Deauville, al margen del resto de socios europeos, y que fue criticado por la Comisión Europea y el propio Juncker.

En la ciudad francesa, Merkel aceptó la petición gala de ablandar el automatismo de las futuras sanciones a los que incumplan los límites de déficit (3% del PIB) y deuda (60% del PIB), a cambio de una reforma de los tratados que incluyera la retirada del voto para los grandes incumplidores de estos límites y la creación de este fondo de rescate.

Alemania quiere evitar que este fondo se convierta en una barra libre, en el que los contribuyentes paguen los excesos de prestamistas que invierten en países poco saneados a cambio de jugosos intereses. Así, el futuro mecanismo, según recogen las conclusiones del grupo de trabajo, «necesitará tratar firmemente el riesgo que está implícito en cualquier ex ante» rescate.

Los lideres europeos encargaron ayer a su presidente, Herman Van Rompuy, y la Comisión que inicien los trabajos para concretar este mecanismo al papel. Y, como suele pasar, el diablo estará en los detalles aunque, como en el fútbol, Alemania probablemente ganará. Van Rompuy deberá trabajar con la máxima celeridad para presentar un informe a los líderes europeos en la cumbre de diciembre, con objeto de que el mecanismo permanente esté listo antes de 2013.



ANÁLISIS
¿Qué quedó de la pérdida de voto?
- ¿Dónde quedó el debate sobre la pérdida de voto de los países?

–La cita íntima en Deauville entre Merkel y Sarkozy no tardó en ser criticada por la combativa vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding, quien rechazó que el resto de los Estados miembros se sometieran al «diktat francoalemán» respecto a las nuevas reglas para la gobernanza económica. El interés en aquel acuerdo se centró en la vieja reclamación de Berlín por retirar el derecho de voto a los países que rompan flagrantemente los límites del Pacto de Estabilidad. Un plato duro de tragar para el resto de socios y la CE, que en boca de su presidente, Jose Manuel Durao Barroso, ya avisó que sería «inaceptable» e «irrealista» que los socios aceptaran reformar el Tratado de Lisboa para incluir la posibilidad de quedarse sin voto.

- ¿Benefició a Merkel?
–El debate sirvió a Merkel como cortina de humo para que la otra pata del acuerdo, la reestructuración de la deuda en un país de la Eurozona, tema tabú hasta hace poco en Bruselas, llegara sin rasguños hasta la mesa de la cumbre europea. Ni la CE ni Estados como España tenían aún una posición armada en contra, y su inclusión en el informe del grupo de trabajo de gobernanza económica, respaldado por los líderes, supone que Alemania, de nuevo, ha ganado la primera batalla.