Buenos Aires
Di María madre mía
Un asco. Una mediocridad. Un planteamiento desastroso. Una emergencia de descerebrados. Tiene razón Mourinho, gran culpable. Este Real Madrid lucha por la permanencia. Y el culpable, el memo del fideíllo, Di María, protagonista de la jugada que orientó el desastre, aunque el ejecutor del ridículo fue Mourinho. Benzema fuera, Marcelo fuera, Di María premiado, el coñazo de Higuaín en plan salvador, Casillas a sus cosas, y el Real Madrid, tumbado por un bofetón del Levante. Una vergüenza. Estupor. Mourinho está obligado a recapacitar. Los argentinos, a Buenos Aires, ya con Valdano en la SER. A Coentrao, un abrazo, y a Portugal. ¿Qué le ha hecho Benzema al irónico entrenador? Di María, ese zerolete del futbol, comediante nefasto, espectacular tontuelo, besador de céspedes… ¿Qué porquería es esta? Mourinho, principal cuplable en el desastre contra el Levante. A Dios gracias, cuando el ridículo era inmenso, los avergonzados tuvimos la fortuna de cambiar de canal y ver la victoria de España en el Europeo. No jugaba Di María. Ni Higuaín. Ni entrenaba Mourinho. Ni el Real Madrid se ponía en cuclillas ante un equipo de hombres con dificultad de cobrar a finales de mes. ¡Di María, madre mía, vete a cantar tangos con Higuaín! O fados con un Mourinho decepcionante, rencoroso y sin tino. Tino rima con Florentino.
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