Nueva York

Manuel Fernández: «El dragado del río no es un capricho es una necesidad»

Defiende actuaciones «puntuales» y que la limpieza del canal de navegación es «obligatoria por Ley»

Manuel Fernández: «El dragado del río no es un capricho, es una necesidad»
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SEVILLA- La nueva esclusa inaugura una nueva era en el Puerto, que supera «el pico de inversión pública» para centrarse en tareas de mantenimiento y de fomento de la ocupación económica, así como en un dragado que su presidente considera «obligatorio».

–¿Qué retos afrontan el Puerto y la ciudad con la nueva esclusa?
–Es un proyecto global, aunque la esclusa sea el elemento más llamativo por la espectacularidad de una obra de ingeniería a nivel mundial. Hay que completar la mejora de accesos marítimos, poner en valor el nuevo suelo industrial y logístico, avanzar en el turismo de cruceros… El Puerto no sólo quiere ser una infraestructura de transportes, donde entran o salen barcos, trenes y camiones, porque también tenemos una zona muy extensa (700 hectáreas) para actividades económicas.

–Un objetivo concreto es duplicar la principal actividad portuaria, el movimiento de mercancías. ¿En qué plazo será posible?
–Según el Plan Estratégico, el Puerto debe duplicar el movimiento de mercancías entre 2000 y 2020. Vamos bastante bien, porque el 75 por ciento de las actuaciones previstas para conseguirlo está hecho, a diez años vista.

–¿Dónde genera suelo económico la nueva esclusa?
–En la esclusa se generan 130 ó 140 hectáreas de suelo abrigado, aislado de las mareas del río vivo. Esa zona estará comunicada con dos puentes de camiones para pasar al otro lado del cauce fluvial y otro de ferrocarril, conexión directa a la SE-30 y a la futura SE-40. Si surge un nuevo gran proyecto industrial para Sevilla, en el Puerto hay terreno suficiente. Y estamos desarrollando la dársena del Cuarto, con unas 70 hectáreas y concesiones ya otorgadas.

–¿La nueva esclusa será rentable únicamente con el dragado?
–Son dos fases de una misma actuación. Se mejora el acceso marítimo al sustituir una esclusa que también sirve de defensa para la ciudad ante las riadas. La antigua estaba obsoleta y limitaba a 24 metros de manga el paso de los barcos. Eso había que hacerlo sí o sí; pero para optimizar la nueva esclusa al cien por cien hay que trabajar en el dragado.

–Pero, ¿es imprescindible el dragado que propone el Puerto?
–No es ningún capricho, es una necesidad. Cada año bajan 20.000 metros cúbicos de sólidos desde Cazorla y, si no se actúa, iremos perdiendo calado hasta que, en unas décadas e hipotéticamente, el Guadalquivir deje de ser un río. No sería nada. Los dragados, además, facilitan la navegación de las personas y las mercancías, no hay por qué demonizarlos. Se hacen en todos los puertos del mundo. Estamos obligados por Ley al mantenimiento de la canal de navegación, garantizando unos requisitos ambientales y de todo tipo.

–El informe científico encargado a las universidades de Granada y Córdoba advierte de que el dragado «repercutiría negativamente» sobre el estuario, ¿cómo compatibilizar esta actuación con la preservación ambiental?
–Hemos querido ser muy ambiciosos en ese informe, se han tomado más de 90 millones de datos y el Guadalquivir es ahora, seguramente, el río más conocido del mundo. Se han detectado muchos problemas, pero los menores son los derivados de la navegación. El agua embalsada por la presa de Alcalá se ha multiplicado por seis en los últimos 30 años, con lo que hay una mejor afluencia de agua dulce. Entonces, ¿cuál es la solución? ¿Dinamitar la presa? Creo que no. También hay problemas por la toma de agua dulce en el arroz, y otras cuestiones complejas.

–¿Está dispuesto el Puerto, al menos, a rebajar su idea de dragar hasta la cota de 8 metros?
–Hay que aclarar que el dragado sería en sitios puntuales del canal de navegación, detectando las zonas de mayor concentración de arena y lodos y actuando sobre ellas. Éste, como cualquier otro proyecto, tiene que ser viable en todas sus facetas: técnica, económica y medioambiental, y la visión del Puerto debe tener el componente socioeconómico.

–Los ecologistas están totalmente en contra del dragado...
–No conozco un solo proyecto portuario que no tenga la oposición de grupos ecologistas. Todas las visiones son compatibles, pero no puede haber posiciones talibanes en cada parte. Los actores en el río son diversos y hay que llegar a acuerdos.

–¿Hay algún avance en el órgano de coordinación propuesto para la gestión integral del río?
–El informe científico lo indica y el Puerto está de acuerdo. Tendríamos que trabajar junto a Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, la Agencia Andaluza del Agua, el parque de Doñana y los sujetos activos en el río.

–¿Incluyendo al sector privado, como a los arroceros?
–Sí, seguramente habría que contar con la iniciativa privada. Las administraciones toman las decisiones y no estaría mal que la parte privada estuviera presente.

–¿Cree que el río admitiría más actividad, como la playa que se propone para Tablada?
–Una actuación que parece evidente es la ampliación de los llanos mareables del cauce y, por lo que he leído de Tablada, no sería imposible. Así habría más superficie para que, en caso de avenidas, fueran de menos efecto.

–Con la rehabilitación de los muelles de Nueva York y las Delicias, ¿culmina la integración del Puerto en la ciudad?
–Siempre hay cosas que hacer para mejorar las condiciones de vida de los sevillanos, pero también se ha hecho mucho. La aproximación de la ciudad a su río ha sido extraordinaria en los últimos 20 años.