Copa del Rey

Oporto

Abel y Forlán

La Razón
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A Javier Aguirre lo ponían de vuelta y media cada vez que osaba reservar a Agüero o Forlán. Las más de las veces, la decisión resultaba incomprensible. El entrenador tenía argumentos para justificar los reposos que no eran comprendidos. Abel hizo lo mismo en Oporto, dando descanso durante medio partido a Forlán y, esta vez, además de las críticas de medios informativos y aficionados, se ha tenido que tragar el sapo de Agüero, quien también se lo ha reprochado. Suele suceder que desde fuera no se adivinan las razones que desde dentro obligan a los entrenadores a actitudes tan sorprendentes. Ellos suelen conocer mejor las condiciones en que se encuentran los futbolistas y en la mayoría de las ocasiones suelen tener razón y si ocultan los auténticos argumentos de su decisión es por no dar tres cuartos al pregonero.La ausencia de Forlán durante medio partido ha encendido el eterno fuego del Atlético, en el que se queman en sus hogueras inquisitoriales los mejores hombres de la casa. Tengo para mí que Abel no acertó. Guardar a Forlán para la segunda mitad es conceder ventaja al adversario. Si no estaba para aguantar los noventa minutos, tal vez era más conveniente que jugara al principio para intentar tomar ventaja.Duele que Abel esté en la picota cuando todavía no ha tenido tiempo para asentarse. Tomó crédito con el empate ante el Real Madrid y la victoria frente al Barcelona y lo ha perdido dando sensación el miércoles en Oporto de conservador, dubitativo y errático.