Nueva York

Con un par de piernas

Ni aumentos de pecho ni retoques de nariz: lucir unas piernas de infarto está de moda. De ahí que esta semana coincidan en las librerías dos predecibles éxitos: «The big book of legs» (Taschen) y «El irresistible atractivo de unas piernas largas» (Esencia)

Con un par de piernas
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Para empezar, una adivinanza: ¿qué tienen en común Betty Grable, Marlene Dietrich, Ginger Rogers, Angie Dickinson, Vera Garfon y Heidi Klum? Muy sencillo. Todas tuvieron –o tienen– sus piernas aseguradas por cantidades repletas de ceros. Nunca otra parte del cuerpo ha sido tan venerada en la historia de la belleza como las piernas; sin embargo, parece que en la era de la cirugía estética y el photoshop nos hemos olvidado de ellas. Se habla sin parar de los implantes de silicona en el pecho, de las infiltraciones de botox en el rostro y de las rinoplastias a tutiplén, pero a menudo se obvia el irresistible encanto de unas piernas perfectas. La tasación de KlumTanto, que Betty Grable –«la chica de las piernas del millón de dólares» era su mote– se gastó la misma cantidad que Dietrich en el seguro, una cifra irrisoria comparada con los dos millones de Dickinson y, sobre todo, con el caso de Heidi Klum. Hace cuatro años, La casa de subastas londinense Philips De Pury & Company las valoró en dos millones y medio de dólares en la que fue la primera tasación de una parte del cuerpo humano de la historia. John Souglides, el tasador encargado de tal tarea, explicó que «he tenido en cuenta los mismos elementos que cuanto estudio una piedra preciosa: el tamaño, la forma, la rareza y el valor comercial».Dicho esto, se entiende mucho mejor el impacto mediático causado en el extranjero por la publicación de un libro que llegó hace apenas una semana a los escaparates españoles: «The big book of legs» (Taschen). O lo que es lo mismo: «El gran libro de las piernas». En él, la editora Dian Hanson plantea un recorrido histórico a través de cuatrocientas fotos que arrancan en el siglo XVIII y culminan mediada la década de los sesenta. Hanson, que fue pareja del dibujante Robert Crumb y editora de revistas eróticas como «Juggs» y «Leg show», bordea los límites del «sex appeal» con imágenes de mujeres como la ya citada Betty Grable y la célebre «pin up» Bettie Page, fallecida el pasado año. Un proceso en el que, según explica Hanson, «se ha pasado de considerar tabú la palabra "pierna"a convertirla en objeto de deseo». De ahí que el enfoque se plantee como una excusa para explicar la emancipación conseguida por la mujer desde la Revolución Francesa hasta la liberación de los años 60. De las «flappers» de los felices 20 a la «nylon-manía» de los 40 y la aparición de los tacones «stiletto» en los años 50. Y, ya que hablamos de tacones, demos un salto de vértigo a la actualidad. Porque es en el presente donde Carmen Garijo, periodista y subdirectora de la revista «Glamour», enmarca su primera aventura como escritora: «El irresistible atractivo de unas piernas largas. Los secretos de las mujeres que triunfan» (Esencia). La autora engloba el libro dentro de la «chic-lit», literatura femenina empujada por el éxito de «El diario de Bridget Jones» y series como «Sexo en Nueva York». Aparte de eso, habla de piernas. Entre otras zonas del cuerpo. En tono divertido, Garijo recorre los cánones de la belleza femenina hasta llegar a las extremidades que dan título al libro. Y resume el anhelo femenino por tener unas piernas kilométricas de una manera más que clara: «Barbie fue creada con un cuerpo imposible y las piernas alargadas en un 10% de lo que se considera proporcionado para un humano medio. Quizá por eso, en la retina de las últimas generaciones sigue grabada la imagen de Julia Roberts (o su doble de piernas, más bien) enfundada en unas altísimas botas y una minifalda de vértigo, dando zancadas a diestro y siniestro por Rodeo Drive».Garijo está de acuerdo en que las piernas poseen un poder de atracción incomparable. Más allá de operaciones estéticas para aligerar glúteos o retocar rodillas, «su éxito radica en la proporción, ya que Marilyn era bajita, pero perfecta». De las actuales, la periodista se queda con Gisele Bundchen, pero, sobre todo, consigo misma: «En el libro doy claves para que todas nos queramos un poco más, ya que las mujeres siempre hemos sido muy inseguras. De una manera simpática pretendo que cada cual saque el máximo rendimiento de su físico».Liposucción de tobillosDe esto, de encontrar lo mejor de cada persona, sabe mucho Yolanda López, maquilladora oficial de L'Oréal París, directora de maquillaje de la Pasarela Cibeles y, estos días, al pie del cañón en el «backstage» del Masters de Tenis de Madrid. Allí la pillamos y allí nos cuenta sin titubear: «Las piernas están de moda, por supuesto. Los minivestidos y la tendencia de ir sin medias han disparado la fiebre. ¿Secretos? Muchos. Por ejemplo, el maquillaje. Yo utilizo uno en spray para los desfiles en el que combino el tono natural en los laterales con dos tonos más claros en el frente, para disimular imperfecciones. El resultado es impresionante». Además, Yolanda insiste en que incluso una modelo con un rostro poco llamativo puede pasar un «casting» por las piernas, de ahí que la preocupación por tenerlas perfectas sea lo más: «Las modelos no sólo me piden los sprays de cuerpo antes que cualquier otro producto, sino que siempre están hablando de tratamientos para mantener la piel tersa y firme. Vendas frías, liposucción, mesoterapia, LPG, "power-plate"... hasta liposucciones de tobillo».Eso sí, para conseguir la longitud de las piernas de Heidi Klum, que rebasan los 100 centímetros, no hay remedio conocido. O sí: llamar a Manolo Blahnik. Pero ésa es otra historia.

Trucos de expertaEn «El irresistible atractivo de unas piernas largas», Carmen Garijo (en la imagen 2) desvela algunos trucos. Aquí van: -Pantalones largos de pata recta o pitillo un poco holgados. El talle, en la cintura o la cadera, nunca más alto. Deja que el bajo caiga recto sobre el empeine o el tacón, sin cortes en el tobillo.-Zapatos de salón o bailarinas escotadas. Tacones altos y anchos. Nada de tiras, pulseras o hebillas que suban por el tobillo. Tampoco botines, botas a media pantorrilla o zapatos cerrados.-Las medias y los zapatos deben ir a juego, cuantos menos contrastes, mejor. Y nada de tejidos brillantes, al menos para las medias.-Las faldas, mejor de tejidos fluidos, que dibujen tu figura sin ceñiral y, como regla general, más largas que anchas.