Sevilla
Despistes y paseos bajo el sol en la Encarnación
sevilla- Tussam consumó ayer el traslado a Ponce de León de las nueve líneas de autobuses que penetraban hasta la plaza de la Encarnación, justificado en la necesidad de espacio para la ejecución de las obras de Metropol Parasol pero cuyo aspecto y funcionamiento se antoja más permanente de lo que el área de Movilidad se atreve a admitir. En uno de los días más calurosos del verano, la apertura de los nuevos andenes fue toda una sorpresa –no demasiado agradable– para los viajeros, que en su mayoría optaban con resignación por recorrer a pie, bajo un sol de justicia, el trayecto hacia su destino final.La «línea verde» entre Ponce de León y la plaza del Duque, con parada en la Encarnación, se estrenó con una frecuencia de paso de cinco minutos y un éxito irregular, ya que, como admitían los propios conductores, «mucha gente todavía no sabe nada y se va andando. Hay muchos despistes, pero es algo normal en el primer día», insistieron. Hay más razones para explicar que la nueva línea CC transportara en cada viaje, como máximo, a una quincena de personas. Como explicaba un pasajero, Joaquín, «para la gente mayor está muy bien, porque con el bonobús de pensionista nos sale gratis. Pero aquí pasa como en el tranvía: no entiendo por qué la gente más joven va a pagar para hacer en autobús un trayecto tan corto». Para los usuarios sin abono gratuito ni bonobús con trasbordo, el viaje cuesta 1,20 euros para un recorrido de sólo 0,9 kilómetros.Esto no supone problema alguno para Joaquín García y Francisco Capel, también pensionistas, que insisten en que «lo importante es acabar con la polución. El centro es para caminar, para el ciudadano, no para los coches».Indignada tras dar «un montón de vueltas» hasta enterarse por un viandante del traslado de las paradas, Manuela lamenta que «cada vez es más complicado venir al centro» y opina que la movilidad se resolvería «con una parada de metro en la Encarnación y otra en la Magdalena. Que inviertan en eso y que no tiren nuestro dinero en cosas como las ‘setas', que quedarían muy bien en Alemania, pero no aquí». Cargando bolsas en el primer fin de semana de rebajas, Manuela enfiló hacia Ponce de León sorteando coches que, al contrario que los autobuses, siguen circulando sin control por la Encarnación pese a que el acceso está prohibido desde hace años.