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Dos de cada tres españoles contra el cierre de Garoña

El informe favorable del CSN y el impacto económico de cerrar la planta, argumentos de peso para mantenerla. 

Dos de cada tres españoles, contra el cierre de Garoña
Dos de cada tres españoles, contra el cierre de Garoñalarazon

La mayor parte de los españoles no apoya el cierre de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), incluidos muchos votantes del Partido Socialista, cuyo programa electoral se erige como principal argumento para clausurar la más antigua y pequeña instalación atómica de las seis, que albergan un total de ocho reactores, que quedan en funcionamiento en nuestro país.De acuerdo con los resultados de la encuesta realizada por Demoscopia para LA RAZÓN, dos de cada tres consultados no se muestran partidarios de cerrar la planta de generación eléctrica. Es más, dos de cada cinco españoles se declaran a favor de que se prolongue su funcionamiento, tal y como dictaminó el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), órgano técnico, de ámbito estatal e independiente del Gobierno, que garantiza la seguridad de las centrales españolas.Lo nuclear interesaLa mayor parte de los encuestados (82,7 por ciento) está al tanto del debate que sobre la energía ha suscitado el posible cierre de Garoña, cuya vida operativa inicial –calculada para 40 años desde su inauguración en 1971– vence dentro de dos años. La auditoría del CSN aconseja prorrogar su vida útil al menos hasta el año 2019 siempre y cuando Nuclenor, la empresa participada a partes iguales por Endesa e Iberdrola que opera y gestiona Garoña, acometa una serie de cambios en los sistemas críticos de seguridad.Llama la atención que la división interna que el cierre de Garoña ha provocado en el PSOE se haya trasladado a sus seguidores, según se desprende de los resultados de la consulta. Casi uno de cada tres votantes de la formación política en el poder es contrario al cierre de la central burgalesa, que, con sus 460 MW, supone un 0,5 por ciento de la potencia instalada en España, aunque, gracias a la estabilidad que la energía nuclear dota al sistema eléctrico, aporta el 1,3 por ciento de la energía producida, según datos de Red Eléctrica de España.De los votantes de la formación socialista que se pronuncian sobre el cierre de Garoña, el 43 por ciento apoya la prórroga avalada por el CSN. Numerosos actores del sector también se posicionan a favor de su continuación, como academias y colegios de ingenieros, suministradoras eléctricas, ex ministros de Industria e incluso el mismo Felipe González. Bajo el primer mandato del socialista se estableció una moratoria que paralizó la construcción, ya en sus últimas fases, de las últimas plantas atómicas previstas en el plan nacional, Lemóniz (Vizcaya) y Valdecaballeros (Badajoz). Esto fue en 1984, dos años antes de que el accidente de Chernobil (Ucrania) pusiera en «cuarentena» la energía nuclear en Europa. Hoy, la mayoría de los grandes países del Viejo Continente vuelven a mirar a la energía nuclear como alternativa viable y fiable contra las emisiones de gases de efecto invernadero. Italia es un magnífico ejemplo de este «giro atómico». El país trasalpino decretó el cierre de sus cuatro centrales por referéndum en 1987. Hoy ve con buenos ojos la posible construcción de nuevas plantas, debido a su casi absoluta dependencia energética del exterior, superior incluso a la que sufre España.Volviendo a la encuesta de Demoscopia para LA RAZÓN, los votantes del Partido Popular apoyan mayoritariamente la continuación de Garoña durante la próxima década, con un 58 por ciento favorable (78 por ciento si se tienen en cuenta sólo las personas que se posicionan a favor o en contra). Los simpatizantes de UPyD también se decantan por la prórroga (50 por ciento total y 66 por ciento relativo).Déficit comercialPreguntados sobre la gran dependencia energética de España –la importación de petróleo, gas, carbón y otros combustibles fósiles supone casi un 5 por ciento del PIB y tuvo un peso en 2007, cuando se dispararon los precios del crudo, del 35 por ciento en el déficit de la balanza comercial de nuestro país (diferencia entre exportaciones e importaciones)– dos de cada tres encuestados ve preocupante el hecho de que nuestro país no es autosuficiente a la hora de garantizar el suministro eléctrico.El mismo porcentaje de los consultados no está dispuesto a soportar una nueva subida de la factura de la luz achacable a un eventual cierre de la planta burgalesa, que los expertos cifran entre un 5 y un 10 por ciento. Además, echar el cerrojo obligaría a emitir más CO2, debido a que los más de 600.000 MW/h que produce al año deberán ser suplidos con gas o carbón debido a que el Plan Eólico Nacional, la gran apuesta en renovables del Ejecutivo, ha alcanzado ya sus objetivos iniciales de instalación. Sólo el 15 por ciento estaría dispuesto a asumir esta carga económica.Con respecto al hecho de que España importa electricidad de origen nuclear desde Francia al tiempo que el Gobierno plantea el cierre paulatino del parque español, casi el 59 por ciento de las personas que han vertido su opinión lo cuestiona, y sólo un 8 por cien lo ve con buenos ojos.Uno de los argumentos que manejan los defensores de la energía nuclear en España es que nuestro vecino del Norte es el país más nuclear del mundo. Francia cuenta con el mayor número de reactores per cápita (59 más uno de tercera generación que se encuentra en fase de construcción en la central de Cadarache), y sólo Estados Unidos lo supera por número de instalaciones, con más de un centenar, muchas de ellas de primera generación –con circuitos de agua en ebullición (BWR)– y construidas entre finales de los años 60 y principios de los 70. Japón es el tercer país con más reactores, 55. En todo el mundo hay unos 440 reactores en funcionamiento actualmente y cerca de 40 en construcción.Muchas centrales mono o multirreactor han recibido autorización para funcionar hasta los 60 años, como la de Monticello (Minnesota), con un reactor tipo BWR puesto en marcha también en 1971 y cuya última autorización no expirará hasta el año 2030. Impulso americanoOtras centrales estadounidenses con reactores de primera generación que extenderán su vida operativa hasta los 60 años son Browns Ferry (en Alabama), Brunswick y McGuire (ambas en Carolina del Norte); Dresden (Illinois), Edwin Hatch (Georgia), Nine Mile Point (Nueva York), Oyster Creek (Nueva Jersey) –última en recibir autorización extendida y primera bajo la Adminnstración Obama–, Peach Bottom (Pennsylvania) y Quad Cities (Illinois). En total, 17 reactores como el de Garoña que han cumplido los cuarenta «en plena forma».ANÁLISIS: El fin de la Guerra Fría y la ausencia de accidentes relaja la oposición a lo nuclear- ¿Ha cambiado la sociedad su visión de la energía atómica?–De realizarse hace dos décadas, esta encuesta habría tenido una opinión mayoritariamente contraria. El famoso lema «nucleares no, gracias» caló en gran parte de la sociedad.- ¿Por qué el giro?–La atómica ha dejado de ser considerada una peligrosa amenaza mundial para la población y se ha convertido en una simple fuente para generar electricidad. Varios factores han contribuido en este cambio. El primero, el fin de la Guerra Fría. La relación de la nuclear con las armas de destrucción masiva generaba miedo. Ahora no hay un escenario de enfrentamiento nuclear a escala mundial, lo que ha hecho que se rebaje el temor de un posible uso que nada tiene que ver con las centrales de producción eléctrica. Por otro, no se han repetido accidentes como el de Chernobil, en 1986. - Barata y no contaminante.–La escalada alterna de precios de petróleo, gas y luz ha evidenciado los problemas de dependencia energética de España con los combustibles fósiles. La nuclear es más barata que otras fuentes y el uranio no depende de fluctuaciones especulativas. Además, no emite CO2, una baza a su favor en un escenario de cambio climático.