Londres

El despilfarro público hunde más a Brown

El despilfarro público hunde más a Brown
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LoNDRES- El rotativo «The Daily Telegraph» hizo público ayer los gastos que pasaron los miembros de su Gobierno por el hecho de tener un asiento en el Parlamento y las facturas no dejaron títere con cabeza. Todos y cada uno de los responsables de su Gabinete quedan en evidencia. Empezando por el propio «premier», quien ayer tuvo que justificar unas dudosas 6.500 libras (unos 7.150 euros) pagadas a su hermano Andrew por un servicio de limpieza en su piso de Westminster. Irregularidades como tal no las hay, puesto que los ministros disponen de un máximo de 24.000 libras en concepto de gastos de segunda vivienda para poder ejercer sus funciones. Pero el hecho de que personas que están cobrando 140.000 libras al año pasen las cuentas de jardinería, cambio de muebles o incluso chocolatinas por valor de 3 euros en concepto de dietas es algo que no ha sentado bien al ciudadano, que se pregunta hasta qué punto es necesario cambiar dos veces de baño en un mismo año para ejercer las labores de diputado. El daño ya está hecho El rotativo conservador describe en su editorial que el episodio constituye un «escándalo en el corazón de la democracia» y aunque los expertos consideran que la información podría acarrearle problemas legales -por la manera de conseguirla- el daño ya está hecho. Y es complicado que Brown consiga reponerse, ya que la noticia explota en medio de uno de sus peores momentos desde que llegó al número 10. Durante las últimas semanas, el «premier» ha protagonizado una campaña difamatoria sobre los «tories» orquestada por uno de sus colaboradores; ha perdido su primera votación en el Parlamento; ha sido humillado por negarse a dar residencia a los «gurkhas» que lucharon junto al Ejército británico y ha sido ridiculizado por sus propias filas por presentar un vídeo en YouTube en el que precisamente hablaba de la necesidad de reformar el sistema de gastos de los diputados. A un mes de las elecciones europeas y de los comicios locales, donde se auguran resultados tan nefastos como los del año pasado, Brown no consigue levantar cabeza y la distancia ante los conservadores aumenta día a día. Cada semana, un ex miembro del Gabinete critica su gestión y muchos detallan una inminente revuelta interna para no presentarle si- quiera como líder del partido en las elecciones generales del año que viene. Nadie espera ya que los laboristas consigan su cuarto mandato. El primer ministro intentó ayer minimizar en vano los efectos del artículo y asumió que el actual modelo «no funciona» y «debe cambiar», ya que aunque la necesidad de pernoctar en Londres para cumplir con las responsabilidades parlamentarias obliga a los diputados a vivir en dos lugares, «es necesario un sistema mejor que el que hay». Sus palabras no causaron gran efecto y ante el gran revuelo, Downing Street se vio obligado a difundir, en un movimiento sin precedentes, una copia del polémico contrato de limpieza del piso de Brown ,subrayando que no hay nada «inusual o incorrecto» en el hecho de que el mandatario comparta asistenta con su hermano y le abone su parte correspondiente. «The Daily Telegraph» también recalcó que las reglas sobre el sistema de gastos son poco rigurosas y difíciles de interpretar, pero el principio fundamental debe atender a que el gasto se haga si está relacionado «necesaria y exclusivamente» con el trabajo del parlamentario. Y es que algunos casos dan lugar a muchas interpretaciones, como el responsable de Cultura, Andy Burnham, que advirtió de manera jocosa al Parlamento que su mujer pediría el divorcio si no le concedían unos gastos que incluían la renovación de la cocina.