El Fandi enciende con toda facilidad la Feria de Hogueras de Alicante

- Alicante. 1ª de la Feria de Hogueras. Se lidiaron toros de la ganadería de Fuente Ymbro, y uno de Salvador Valverde, lidiado como sobrero en sexto lugar. Desiguales de presentación y juego aunque manejables en conjunto. Destacaron 2º y 5º. Menos de media entrada.- Finito de Córdoba, de negro y oro, pinchazo, media estocada, cinco descabellos, aviso (pitos); estocada entera, dos descabellos (silencio).- El Fandi, de malva y oro, estocada, descabello, aviso (dos orejas); estocada entera, dos descabellos (oreja).- Miguel Ángel Perera, de azul rey y oro, tres pinchazos, media estocada, aviso (silencio); estocada entera (oreja).

Después de tres días dedicados a la promoción de nuevos valores -con gratas sorpresas como Vicente Villaverde, Alfredo Bernabeu o Miguel Ángel Moreno- el abono de Hogueras no comenzó con buen pie. El primer toro, protestado por su poco celo y mansedumbre, fue masacrado en el caballo y ya no tuvo más obsesión que irse a la puerta de toriles, rehusando la pelea y sin dejar a Finito dar un muletazo.Se estiró al veroniquear al cuarto, al que dieron duro en el caballo y con el que estuvo insistente pero sin meterse con él y sin acabar de enganchar a su oponente, con clara tendencia a rajarse. Cambio el panorama cuando El Fandi recibió al segundo con tres largas de rodillas, otras tantas verónicas y tres chicuelinas más de propina. Entusiasmó con sus pares de banderillas, aunque en este terció hubo más envoltorio que contenido. A su aire, dio mucha fiesta al toro, que tomó el engaño sin problemas, y a la gente, que tampoco se paró a calibrar las virtudes y defectos de la faena del granadino, siempre tan entregado como efectista.También basó su segunda actuación en las banderillas cumpliendo un tercio desigual pero muy del agrado del público que le obligó a poner un cuarto par y pidió la música antes de que iniciase su faena. En un ambiente decantado a su favor no le fue difícil redondear su paso por esta feria con otro trasteo sin reposo, deshilvanado y de cara a la galería ante a un toro bonancible que no le creó complicaciones. Parecía que Perera no iba a tener problemas en meter en la muleta al tercero, un astado que protestó en el capote y obedeció sin rechistar al pacense en las primeras series de su labor. Pero luego fue cambiando, quedándose corto y rebañando, obligando mucho al torero, que tuvo que tirar de casta y valor para solventar con dignidad una faena intermitente.Con el sobrero de Salvador Valverde por fin pudo romperse Perera toreando más asentado, bajando la mano y ligando los muletazos. También acertó a mantener a este toro en los medios evitando que se rajase.