Museo del Prado
El «Guernica» no cambia de pared
El «Guernica» seguirá en su sitio. No sería la primera vez que se mueve de lugar desde que llegó al Museo Reina Sofía en 1992, pero, de momento, no lo hará de nuevo. Los planes del director del museo, Manuel-Borja Villel, dentro de la reorganización de las colecciones del centro, incluían cambiar de pared el cuadro para que tuviese una mejor visibilidad. La disposición de las salas, demasiado estrechas para las dimensiones del cuadro (3,5 x 7,8 metros), impide que se pueda ver completo si no se está delante, dado que la sala está compartimentada en dos por tabiques y la abertura que da a la obra de Picasso no permite una total visibilidad. Este es un problema que el cuadro ha arrastrado desde que llegó al museo. Mayor perspectiva La idea de Villel era trasladar el cuadro justamente a la pared de enfrente, donde se abre una sala cuyo fondo, de haberse podido quitar, serviría para instalar el cuadro. De esta manera, la perspectiva sería mayor. El pasado martes se hizo una cata de dicho muro y se comprobó que no se podía quitar. El año pasado reordenó todo el espacio dedicado al «Guernica», con los dibujos preparatorios, la maqueta del Pabellón de la República de 1937, otra de la fuente de mercurio de Calder y la película de Jean Paul Dreyfus con guión de Luis Buñuel, «Espagne 1936», sobre la Guerra Civil. Están también fotomontajes de Josep Renau. Este camibo se inscribe dentro de la reordenación de las colecciones del Reina Sofía, que quiere incidir en los puntos de «tensión»: años 30, 40, 50 y de los 60 hasta la actualidad. Sin embargo, está la novedad de incluir grabados de Goya de la serie de «Los caprichos» junto a Gutiérrez Solana como una manera de explicar el origen de la modernidad en el arte español y una de sus vías, representadas por la España Negra. «Esto no quiere decir que nos saltemos la ley que dividen las colecciones» entre el Museo del Prado y el Reina Sofía, según la cual la fecha de nacimiento de Picasso, en 1881, dividen los fondos de ambos museos. Según confirmó Villel, hay una acuerdo de colaboración entre ambas instituciones y «voluntad de que sea así» y de que estos grabados de Goya puedan exhibirse en el Reina Sofía. «Queremos reescribir la historia y repasar algunos términos que no son aplicables a la historia de nuestro país», añadió. «A nosotros, esta división, que es administrativa, no nos debe perjudicar en el trabajo con las colecciones». En todo caso, la cifra de grabados estaría entre diez y quince, e insistió en el hecho de situar a Goya en el origen de la modernidad española no significa que se esté «retrotrayendo el principio de las colecciones del Reina Sofía, porque estaría haciendo algo que no me corresponde». El director general de Bellas Artes, José Jiménez, se mostró partidario en estas páginas de «propiciar un acuerdo para delimitar mejor el campo de actuación» de los dos grandes museos nacionales. De hecho, explicó que «está encima de la mesa crear una comisión entre el Prado y el Reina Sofía para delimitar con más claridad el campo de trabajo de ambos». «Lo deseable -añadió- es que se encuentre una fórmula tranquila, porque es normal que el Prado incluya en sus exposiciones algunos artistas modernos y que el Reina Sofía apoye su colección con grabados de Goya; lo importante es que exista coordinación».
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