Literatura

Santa Ana

Impacto de talento

Impacto de talento
Impacto de talentolarazon

De siempre hubo hoteles donde el toreo era la referencia. La vida, la necesidad de identificarse, de hacer propio lo ajeno y caminar juntos. Había y hay, aunque imperaban más en el pasado, hoteles de relumbrón donde huele a torero por los cuatro costados. Aroma de torería, habitaciones que callan los miedos, que esconden las horas en soledad antes de enfrentarse al toro ante miles de personas. La magia de los contrastes. Ese paso del todo a la nada

El hotel Victoria de Madrid se llevó las glorias durante muchos años, en la mismísima plaza de Santa Ana. Castizo a más no poder. Por ese recodo madrileño desfiló lo más granado del pasado y el presente del toreo, una bendición para la Historia. Miles de anécdotas quedan ya entre sus paredes, huecas hoy de la intensidad del ayer. En la actualidad, remodelado y convertido en una versión moderna, nos ha robado la magia y quedamos huérfanos de referencia. En el legado ha sido el Wellington el que ha sabido coger el sitio y alzarse como el último hotel de los toreros por excelencia. Y el fotógrafo José Ramón Lozano el que ha retratado con plasticidad a los toreros con ese marco de fondo. 20 instantáneas. Auténticas obras de arte se exponen desde ayer. Una delicia. Manzanares ante su capilla mientras el mozo le coloca el postizo. Desgarro en la imagen. Morante fumando un puro en la azotea, al borde del abismo. Joselito, José, solo, a solas, sobra todo... Tiene fuerza, sentido. Una maravilla en blanco y negro, que enaltece el arte de la fotografía taurina. Tiene talento. Impacto de arte puro.