Sevilla

Jugando a las casitas

Jugando a las casitas
Jugando a las casitaslarazon

Lo triste es que no es ningún juego. El etarra Azurmendi y su pareja, obviamente también etarra, se van a vivir juntos a una prisión granadina con gastos al Estado, para así criar felizmente a su hija. Y mientras los hijos de mi hermano se crian sin sus padres, porque los dos terroristas en cuestión decidieron matarlos el 30 de enero de 1998 en Sevilla, sus asesinos juegan a las casitas en su nuevo módulo. No me cabe la menor duda que estos criminales cuando les dieron dos tiros a Alberto y a Ascen no se preguntaron por el destino de sus hijos de 4, 7 y 8 años, que desde entonces deberían vivir sin padre y sin madre. Ni comuniones, ni bodas, ni bautizos, ni cumpleaños, nada que celebrar con quienes más querían, pero los etarras que les quitaron la alegría sí podrán soplar las velas de su niña y hacerle fotos para el recuerdo. Nosotros el recuerdo más intenso que tenemos es el de Sevilla y España entera llorando ante sus cadáveres. Valiente juez y valiente Justicia la que recompensa a quienes matan, se vanaglorian de hacerlo y no se arrepienten . Torturarlos no, pero facilitarles la vida tampoco. En fin, que el sentido común me dice que quien ha asesinado no sólo a mi hermano y a su mujer sino a otras tres personas, debería padecer por lo que ha hecho, pero yo no interpreto las leyes, para eso están quienes son pagados para defender los derechos de las víctimas y no los de las alimañas de ETA. La pregunta que nos hacemos la mayoría de los españoles es ¿por qué? ¿Qué razones hay detrás de tanto privilegio? ¿Pero quién es esta chusma cobarde que se cree por encima del bien y del mal? No sé quien tiene la responsabibilidad de esta nueva bofetada a las víctimas del terrorismo, pero quien quiera que sea no sólo es injusto sino insensibile. Pero al parecer esto es progreso y ésta es la verdadera democracia. Y aquí todos tenemos los mismos derechos.