Audiencia Nacional

Los juicios paralelos

La Razón
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Resulta que ahora las filtraciones periodísticas son, para algunos interesados, pruebas para que un imputado pueda llegar a una vista sin desconocer los hechos por los que se le imputa. O sea, una especie de lotería para defenderse mejor. Según esta teoría, Luis Bárcenas acudió al juzgado no «ciego», como obliga un sumario secreto, sino sabiendo qué acusaciones pesaban sobre él porque las pudo leer en la prensa. Todo un dislate. Filtraciones ha habido siempre, aunque ahora se escandalice el PP, pero semejante justificación, para más inri hecha por periodistas utilizados por una parte, es una tortura en sí misma. Por eso es urgente que el sumario se haga público cuanto antes. Y por eso es preciso leer varios periódicos para comprender que ni Bárcenas ha probado su inocencia después de acudir al Supremo, como han dicho unos, ni como señalan otros su sentencia de culpabilidad está servida. Aún no se ha pronunciado el juez. El Tribunal valenciano que juzga el caso Gürtel ha acusado a los socialistas de «realizar una montería» con el caso, poniendo altavoz a las filtraciones judiciales y, lo que es más grave, a las policiales, utilizando algunos medios de comunicación. ¿Es por eso por lo que desde Justicia e Interior no se investiga de dónde han salido los papeles filtrados? ¿Es por eso por lo que tampoco ha promovido investigación alguna la Fiscalía? Menudo tinglado. El Partido Popular ha acusado al Gobierno, directamente, de estar detrás de este juego de intereses, una acusación muy gruesa que debería probar. Pero lo que sí parece coherente es que, si el Gobierno no es el filtrador, debería estar interesado en promover una urgente y clarificadora investigación. Por higiene democrática. Si no lo hace, habrá quien concluya que el que calla otorga. Y estamos hablando de conspiraciones. Entretanto los periodistas deberíamos ponernos a tejer un libro de estilo, para publicar lo que nos caiga en las manos pero, eso sí, evitando insidiosas justificaciones.