Roma

Nadal de cinco en cinco

Nadal, de cinco en cinco
Nadal, de cinco en cincolarazon

Resignado, David Ferrer se sentó en su silla. Se sacó la muñequera. Se peinó el cabello con la mano y lanzó una sonrisa irónica. «Lo de este tío es de otro mundo». Acababa de perder su segunda final consecutiva en el Godó. Las dos contra el mismo rival. Las dos contra el mejor jugador del mundo. Las dos contra Rafa Nadal. El mallorquín va camino de completar una temporada de ensueño. Después de «pentacampeonar» en Montecarlo, ayer le tocó el turno a Barcelona, torneo en el que no ha perdido un solo set. Y, aunque las próximas citas en su calendario son Roma y Madrid, su próximo reto histórico es obtener otro pentacampeonato. Esta vez en París, en Roland Garros.Después de un 2008 de cine, con dos «grandes» incluidos, Nadal va camino de superarse en 2009. De momento, ya ha salido victorioso de Australia, de dos Masters 1.000 y del Godó. Ya no se puede descartar nada. Ni siquiera el «Grand Slam». Porque cuando salta a la pista, su superioridad es casi insultante para los rivales.El número uno tenía ayer una nueva prueba de fuego. No había perdido un solo set en toda la semana en las pistas del Real Club de Tenis Barcelona. Había sudado menos que nunca. Pero David Ferrer se presentaba como una prueba de nivel. Un buen jugador de tierra y que le conoce a la perfección. Era la reedición de la final del año pasado, en la que el alicantino logró arrancarle un set, el único que cedió en el torneo. Pero este Nadal es demoledor.Después de un torneo de lo más plácido, el segundo set de la final fue su único examen de nivel. Antes, había solventado con 6-2 una primera manga muy descafeinada. Pero en la segunda, la cosa fue diferente. Ferrer se aplicó en su trabajo y no quería dejar es- capar su segunda oportunidad consecutiva. En momentos así, cuando las cosas se ponen difíciles, es cuando a Nadal se le ve disfrutar más. Ha nacido para jugar puntos importantes. El resto, los gana casi por decreto. Es el mejor.Ferrer llegó a ponerse 5-4 en el segundo set. El servicio era para su rival, pero estaba a un juego de ganarle un set, algo inaudito en toda la semana. El alicantino había tenido muchos problemas durante el partido con las pelotas profundas de Nadal. Desde tan atrás, era imposible pegar golpes ganadores, y el mallorquín lo aprovechaba. Tampoco estuvo fino Ferrer con los globos, pero su garra le permitió mantener el partido vivo. Hasta el 5-4. Nadal decidió entonces acabar con la final. Quería su quinto Go- dó y ganó tres juegos consecutivos. El trofeo era suyo. Levantó las manos al cielo y saludó a Ferrer. Una rutina que, por habitual, no deja de alegrarle los domingos. Después volvió a la pista a aplaudir a su público, rendido ante su ídolo. Ferrer, mientras tanto, sentado en su silla, miraba y sonreía. No pudo hacer más. Nadal es el número uno. Nadie lo duda.«Felicito a Rafa por ganar también el año que viene»Después de la tradicional entrega de trofeos en la central, David Ferrer cogió el micrófono. Aprovechó para agradecer el apoyo del público: «Llevo viniendo a este torneo desde los ocho años y para mí siempre es especial. Gracias por todo». El alicantino también tuvo un recuerdo para los suyos, para su equipo y su familia, que siempre le acompañan.Ferrer demostró su buen humor antes de soltar el micrófono. Con una sonrisa en la cara, espetó: «También aprovecho para felicitar a Rafa por ganar el año que viene, por si yo no estoy aquí».Nadal, por su parte, estuvo comedido, como siempre. El número uno del mundo, cuestionado por si estaba aburrido de ganar, fue muy contundente: «¿Aburrido? Ojalá pudiera ganar este torneo cinco años más». Para el mallorquín, la final ha sido «el mejor partido de tierra que he jugado en toda la temporada».Por último, se refirió al torneo de Roma, que jugará esta semana. «El sorteo ha sido duro, veremos qué puedo hacer, pero si juego a mi mejor nivel creo que puedo ganar».