Los Ángeles

Pajares internado de urgencia por sobredosis

La Razón
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Su hijo, recién aterrizado de Montevideo, se encontró el numerazo montado: Andrés Pajares había sido internado en la Jiménez Díaz, donde permaneció durante un día. Su reclusión fue obligada porque, en la madrugada del jueves al viernes, montó un gran escándalo en el hotel Villa Real, donde reside desde que hicieron obras en su piso y le entró la manía de que «todo está lleno de micrófonos ocultos». Ocupaba el cuarto 511 del céntrico establecimiento, próximo a las Cortes, y esa madrugada fue cuando avisaron a la Policía de que había un enorme escándalo. Llegó un coche del Samur, lo recogió y le diagnosticaron que padecía una sintomatología agresiva «por ingestión de alcohol, medicamentos y otras sustancias».

 

«No quiere ayuda»

Después de un día en observación le dieron el alta, y Andrés Burguera, su único hijo varón, se enteró de todo en el plató de «¿Dónde estás, corazón?», en el que estaba aprovechando su relanzamiento tras el grotesco numerazo montado por su padre en el vestíbulo del teatro Arlequín. El mozo ya cuarentón hizo un informe previo a la comparecencia televisiva, donde afirmaba que «hace dos años advertí que mi padre tenía que ser internado», y, durante su bien pagada presencia –muy superior al sueldo de auxiliar de vuelo que percibe en Iberia–, aseguró que «mi padre no quiere ayuda y tiene suerte de seguir vivo». Conchi Jiménez, su última pareja, estaba mientras junto al lecho de dolor, presuntamente a petición de Pajares a pesar de que ya no se hablaban.

 

Comportamientos extraños

Es todo como de culebrón. Conchi reveló que Pajares la había llamado al no poder hablar con ninguno de sus tres hijos –Eva se encuentra «en paradero desconocido»–, con quienes no se habla. Asegura que «yo no tengo ni el teléfono de Mari Cielo», quien en la actualidad vive en Los Ángeles, después de la «espantá» de su novio, que se llevó algo más que la confianza. Es una familia de lo más original, no cabe duda. Daría para un buen disparate escénico. «Desde que era adolescente vi en mi padre comportamientos muy extraños», afirma Burguera, mientras Chonchi Alonso, esposa del actor durante veintisiete años, habló en «A tres bandas» desde su retiro en Marbella. Posiblemente el próximo fin de semana comparezca ante Cantizano y sus sabuesos aprovechando que le ganó una querella a su hijastro, quien le pedía 200.000 euros de indemnización. «Andrés siempre ha sido igual, pero antes yo estaba a su lado», cuenta Chonchi, que era freno, pared y muro de carga frente a las presuntas incontinencias del cómico, similares a las de ahora con este numerazo circense y a sus habituales insultos a la Prensa rosa, al aire de los que sueltan Javier Bardem, Miguel Bosé y Rivera Ordóñez. Burguera aseguró que tomará cartas en el asunto y se ocupará más de su padre por su delicada situación. Fin del segundo acto, la representación continúa. Pero sin aplausos.