América

Nueva York

Una gripe muy guarra

La Razón
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Lo peor de esta nueva gripe porcina es lo desconcertante que parece. Pasamos del sobresalto a la alerta y de ésta a la alarma y de ahí al pánico y ahora al escepticismo. Estamos en un estado de pre-pandemia en grado cinco, pero ya no sabemos si los casos suben o bajan. En México había 170 muertos (algunos aseguran que 190), pero resulta que los únicos confirmados son 12. Ni tan siquiera el guía mexicano que habría presuntamente contagiado a Obama en el curso de la visita a un museo en el D.F. parece que murió de la enfermedad, sino de un infarto. Cabe la posibilidad de que absurdamente se haya engordado el número de fallecidos por el virus de los verracos por pura inercia, metiendo en la lista a gente que murió por otra razón.Escribo estas líneas desde Washington, y voy a contar mi experiencia. Aquí no he visto una sola mascarilla en cuatro días, no hay ni un caso registrado hasta el momento en el D.C.y los periódicos informan del descenso de los afectados en Nueva York (de 51 a 50) y en Michigan. Tampoco crecen en California, donde al parecer se registró el primer contagio por el mutante que luego se cebó con México. A la gripe porcina le llaman en los periódicos «pig flu» o «swine flu», y cada uno la traduce como quiere, porcina, marrana o cerda, pero nadie le dice «mexicana» o «nueva», nombre que pretenden implantar las autoridades para evitar la caída en las ventas de los productos derivados de los puercos. Me decía un taxista gallego que por eso mismo ahora es buen momento para comprar jamón o lomo ibérico, o para pedir «cochinillo» en la Taberna del Alabardero de la calle Pensylvania, que vende tales delicias a precios astronómicos. Me comentó también un hecho en el que no había caído: los menos preocupados son los árabes, pues en su cultura el guarrino ha sido por completo desterrado. Incluidos sus virus.Tampoco me tropecé el otro día con mascarillas durante las cuatro horas que pasé en el aeropuerto JFK de Nueva York. Eso sí, me contaba un colombiano que los americanos ya se han puesto manos a la obra con el negocio de las mascarillas, y que amén de las habituales azules, pronto te las venderán de colores, con la bandera americana impresa, con la foto de Obama, con publicidad de marcas y con eslóganes políticos.Leo en el USA Today que un microbiólogo del Monte Sinaí neoyorquino dice que este virus carece de un aminoácido necesario para que sea de verdad peligroso, y en el Post subrayan las declaraciones de un experto de Memphis que asegura que el microbio de los lechones no tiene ni de lejos la capacidad de matar del virus español del 18. Se enfadan los mexicanos porque algunos le quieren llamar a la gripe «mexicana», mientras que los españoles llevamos colgado el sambenito de la «gripe española», pese a que aquella pandemia no nació en España ni el virus era español ni nada.De manera que tranquilidad. Igual estamos todos infectados y no lo sabemos, aunque lo que sí empezamos a saber ya con certeza es que esta gripe, amén de porcina, nueva, mexicana o «pig-flu», es en realidad muy guarra, porque lleva una semana mareándonos, alarmándonos y haciéndonos sospechar del vecino, cuando lo que nos sigue matando de verdad es la economía.