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Zapatero tira de chequera ante el 7-J

Escenifica su desencuentro con Rajoy en un bronco Debate de la Nación / El líder del PP le exige una rectificación a fondo y CiU convierte la sesión en una moción de censura

Zapatero tira de chequera ante el 7-J
Zapatero tira de chequera ante el 7-Jlarazon

El discurso del presidente abonaba por la mañana un espacio para el encuentro. Falsa impresión. Zapatero y Rajoy discuten hasta cuando están de acuerdo (ayer se tiraron la hemeroteca a la cabeza para reprocharse actitudes pasadas frente a ETA, política exterior y 11-M) . El primero encuentra al segundo «igual de faltón y despreciativo» que hace dos años. El segundo culpa al primero del verdadero estado de la Nación: «Recesión, déficit, deuda y cuatro millones de parados». No hay nada que hacer. Y eso que Zapatero dejó a un lado la ideología, hizo un discurso estructurado y teórico, viró al centro y achicó espacios cuando durante su primera intervención tiró de chequera y anunció un catálogo de once medidas para reactivar la maltrecha economía. Unas, pedidas por el centro-derecha; otras, por la izquierda: 20.000 millones para un nuevo modelo de economía sostenible; 5.000 para un nuevo Fondo de Inversión Local, destinado a obras medioambientales y de dependencia; la eliminación de la deducción por compra de vivienda a quienes ganen más de 24.000 euros; la rebaja en 5 puntos del Impuesto de Sociedades; 2.000 euros de ayuda directa a la compra de vehículos... Recuperaba así la iniciativa política y tendía la mano a la oposición para revisar el Pacto de Toledo y pactar las reformas estructurales del nuevo patrón de crecimiento. Todo ello antes de reconocer que erró en todas las previsiones económicas.El espejismo de un Zapatero instalado en la centralidad duró exactamente tres horas, las que mediaron desde su primera exposición hasta la primera de Rajoy. Entonces todo se vió claro: una nueva sesión previsible en el desacuerdo, repetida en los argumentos e inútil para los cuatro millones de parados. El líder de la oposición erró en su primera exposición al no entrar en el fondo de medidas anunciadas por Zapatero e instalarse en el reproche de las erráticas, pero ya pasadas, predicciones . Exigió una urgente y total rectificación al jefe de Gobierno «como hizo en el anterior mandato con la política antiterrorista». El recordatorio sacó de sus casillas a Zapatero, que volvió a estado más puro: «Han cambiado sus compañeros de la primera fila, pero sigue faltón y despreciativo como hace dos años. No tiene interés en combatir y luchar contra la crisis y contra el paro. Jalea cada dato negativo de nuestra economía». Nada molestó más a Rajoy que el hecho de que el presidente le pinchase con su ambigua posición ante la reforma laboral y el abaratamiento del despido: «O se tiene programa o no se tiene; o se atreve a defender sus ideas sobre la reforma laboral o no se atreve...». Entonces llegaron otra vez el decretazo, los recortes en derechos y los despidos libres... «¿y qué me dice de la reforma del sistema educativo?, ¿Y de la la revisión del Pacto de Toledo, y de la rebaja del Impuesto de Sociedades y de la Ley de Economía Sostenible...». Rajoy creció con tanto emplazamiento y entonces la bronca entre bancadas se instaló en el hemiciclo «¡Qué dicen, si no saben ni leer! ¡De qué se ríen, si de esto no saben una palabra», espetó el del PP a los socialistas. «¿Acaso soy injusto con este hombre, que es una bendición para España?», ironizó. ¿Decretazo? Para decretazo, aquellos recortes sociales de 1992 que recortaron las cotizaciones por desempleo y «que usted votó. No vuelva a insinuar –amonestó– que yo estoy a favor del despido libre. No hay más despido libre que el que existe con usted en el Gobierno, con 7.000 parados al día». Combate dialéctico y subido de tono a partir de aquí. «Tampoco vuelva a decir que jaleo el paro. Es un argumento impropio de un presidente. Impropio y es mentira».Zapatero recurrió a la hemeroteca y al «y tú más» en la dúplica: «Yo nunca le hubiera acusado a usted de traicionar a los muertos». Estábamos en 2005 cuando Rajoy profirió aquella lapidaria frase, pero el presidente la recordó cómo le afeó que Rajoy le exigiese «la misma rectificación en economía que la que hizo en materia antirrorista. A partir de aquí, salió el 11-M, el mapa de Marruecos y su defensa de Aznar ante Chávez. El último turno dio para que Rajoy rematase y concluyese: las medidas anunciadas no tienen memora económica y con la eliminación de la deducción por vivienda ha dado «la puntilla a las clases medias». Con Josep Antoni Duran Lleida el debate se sosegó en las formas, pero viró en términos de una moción de censura. Mucho más duro, Erkoreka (PNV): ¿Quo vadis?, ¿Adónde va? Es usted un enamorado de la improvisación», le espetó a Zapatero. Mejor no preguntarse quién ganó. Como dijo Duran, necesita de políticos dispuesto a perder votos a costa de tomar medidas no siempre populares». ¡Qué razón tenía!