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Los 100 muros que debilitan la paz: «Tú no lo vas a entender porque nunca te han quemado la casa»

Se conmemora el 25 aniversario del pacto histórico que trajo la paz a la región. Para los católicos es el Acuerdo de Viernes Santo. Para los protestantes es el Acuerdo de Belfast.

Muros de la Paz en Belfast
Muros de la Paz en BelfastTania NietoLA RAZÓN

Michelle tenía sólo siete años cuando su padre, miembro del IRA, murió por una bomba de los paramilitares unionistas. «Lo recuerdo como si fuera ayer. Hay cosas que por muy pequeña que seas se quedan claras en la memoria porque te marcan para siempre», asegura. Su madre se quedó viuda con cinco hijos. Era el día a día de los «Troubles» (Problemas), eufemismo como se conoce al sangriento conflicto de tres décadas entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte, en el que más de 3.000 personas perdieron la vida. El Acuerdo de Paz cumple ahora 25 años. Pero siguen existiendo grandes barreras físicas y sobre todo psicológicas entre ambas comunidades. Cada Domingo de Ramos, Michelle forma parte de la procesión organizada por la comunidad republicana para conmemorar el Levantamiento de Pascua de 1916. Los participantes llevan las fotografías de sus familiares y un lirio, la flor con la que se recuerda a los combatientes nacionalistas.

«Por supuesto que no olvido, pero hay que seguir adelante y continuar con el proceso de paz porque no quiero que mis hijos pasen lo mismo por lo que yo pase», asegura. Durante los «Troubles», la tía de Michelle –católica como ella– se llegó a casar con un protestante por lo que tiene familia «del otro bando». «Cuando nos vemos no hay ningún problema aunque no hablamos nunca de política», asegura. Mientras que los nacionalistas quieren la reunificación de Irlanda, los unionistas quieren seguir siendo parte del Reino Unido. La convivencia entre ambas comunidades es algo que ha inculcado desde siempre a sus hijos. «Ellos se mueven libremente por donde quieren. Tienen amigos de todas las religiones. Pero, a día de hoy, yo, que tengo más de 50 años, sigo evitando determinados barrios. Supongo que es algo generacional», matiza.

Este tipo de procesiones se organizan por toda la región. La que tuvo lugar ayer en Derry-Londonderry (que no había pedido autorización) causó grandes altercados después de que algunos participantes atacaran a la policía con cócteles molotov. Las autoridades han elevado el nivel de amenaza terrorista por la posibilidad de ataques de los grupos disidentes ante la llegada este martes de Joe Biden. La procesión en Belfast se desarrolló sin incidentes. Avanzó por Falls Road, principal zona nacionalista al oeste, y culminó en el cementerio de Milltown, escenario de alguno de los episodios más atroces del conflicto. El 16 de marzo de 1988, un paramilitar unionista lanzó cócteles molotov a la gente que asistía a un funeral de tres miembros del IRA. Murieron tres personas. Todo fue grabado por las cámaras de televisión. Tan sólo tres días después, se celebró otro funeral del IRA. Dos soldados británicos –que iban vestidos de paisanos, pero llevaban armas– acabaron en medio del cortejo fúnebre cuando intentaban maniobrar con un coche. Se cree que su intención era pasar por otra calle. Pero ante lo que había ocurrido hacía tan sólo unos días cundió el pánico entre los católicos, que acabaron sacando a los soldados por las ventanillas del coche, pateándoles y torturándolos hasta acabar con ellos. De nuevo, los periodistas fueron testigos de todo.

El cementerio se encuentra a pocos metros de uno de los 100 grandes muros que siguen existiendo en la región para separar algunos barrios. Se les llama Muros de Paz. Otro eufemismo. Se tratan de monstruos de cemento y metal que pueden superar los ocho metros de largo. Pero aun así, hay vecinos que tapan sus patios con vallas metálicas. La sensación es claustrofóbica. Como estar en una cárcel. «Tú nunca lo vas a entender porque no te han quemado la casa por la noche. Es mejor ver esto desde la ventana que irte a la cama con miedo», dice Patrick. Simplemente diciendo su nombre –patrón de irlanda– uno ya sabe que es católico. Irlanda del Norte es una región llena de consignas. Influye mucho si uno se llama Sean o Billy. Si se refiere a la segunda ciudad más grande como Derry o Londonderry. O incluso si pronuncia la «H» de una u otra manera. Son detalles que, durante los «Troubles», podían costarte la vida.

«Simplemente por la manera de hablar o por el colegio que habías estudiado ya se sabía a qué comunidad perteneces. Con la partición de la isla, se aseguraron de que los católicos fuéramos minoría. Estábamos completamente marginados. No podíamos acceder a determinados trabajos. Sin trabajo no podías tener vivienda. Y sin vivienda no podías tener voto. Estábamos oprimidos», revela Patrick. Como muchos guías turísticos que enseñan ahora los murales que marcan cada rincón de la ciudad era un antiguo miembro del IRA.

Otros son antiguos miembros del Ejército británico. Así que la versión histórica del tour varía considerablemente según a quién se contrate. Aunque algunos como Joe y Mark han acabado convirtiéndose en socios. El primero enseña la parte católica, el segundo la protestante. «Llegará el día en el que los muros se derriben. Todo depende de la educación», asegura Joe.

A día de hoy, sólo existen 70 escuelas integradas con 25.000 alumnos, lo que representa sólo el 7% de los estudiantes. En otras palabras, alrededor del 92% de los niños siguen creciendo sólo rodeados de protestantes o católicos.

Algunos coinciden luego en la universidad. Theresa y Myriam se hicieron mejores amigas mientras estudiaban enfermería. Tras el primer año en el campus se fueron a compartir piso. Pero la primera, protestante, reconoce su nerviosismo cuando tuvo que presentar a su amiga a sus padres. «Ella no solo es católica, sino que es de la República de Irlanda y no sabía cómo iban a digerir eso en mi casa… pero al final todo salió bien», explica. A Myriam su hermano mayor, ya le había advertido que las cosas al norte de la frontera eran distintas. Así que estaba preparada para afrontar algunas «situaciones incómodas» como el hecho de que algunos pacientes del hospital se nieguen a ser tratados por ella. «Tan pronto como me pongo a hablar con ellos reconocen el acento. Y entonces piden a otra enfermera», explica con cierta impotencia. Se conmemora el 25 aniversario del pacto histórico que trajo la paz a la región. Para los católicos es el Acuerdo de Viernes Santo. Para los protestantes es el Acuerdo de Belfast.