Turquía
Erdogan obtiene el aval para su guerra en Libia
Turquía ultima el envío de tropas para frenar la ofensiva del general Haftar contra Trípoli
El Parlamento de Turquía dio este jueves su visto bueno al despliegue de tropas en Libia para apoyar al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, en sus siglas en inglés) en la batalla que está librando para defender Trípoli de las fuerzas del autoproclamado Ejército Nacional Libio (ENL), un movimiento que promete ahondar en la internacionalización del conflicto en el país magrebí.
Haciendo valer su holgada superioridad parlamentaria e ignorando el rechazo frontal exhibido por parte de la oposición, el partido Justicia y Desarrollo (AKP) del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y sus aliados ultranacionalistas concedieron al Gobierno un mandato para enviar fuerzas a Libia.
«Una Libia en la que su gobierno legal se encuentra en peligro puede extender su inestabilidad a Turquía» señaló, en declaraciones recogidas por Reuters, el miembro del parlamento Ismet Yilmaz, que deslizó a la par que «aquellos que huyen de tomar medidas con la excusa de que existe un riesgo van a arrojar a nuestros hijos a un peligro aún mayor».
La aprobación del Parlamento, a su turno, se produce después de que el pasado jueves Erdogan anunciara, durante un encuentro con miembros de su formación, que Ankara se disponía a mandar tropas a Libia siguiendo una invitación de las autoridades de Trípoli, que confirmaron al cabo de unas horas su solicitud oficial. Desde el mes de abril, el GNA del primer ministro Fayez al Sarraj, reconocido sobre el papel por la comunidad internacional, está haciendo frente a una ofensiva lanzada por sorpresa sobre Trípoli por el ENL del mariscal Jalifa Haftar, que recibe el apoyo de un régimen rival establecido en el este del país.
Los hombres de Haftar lograron avanzar sin dificultades hasta las afueras de la capital, pero el conflicto se estancó entonces rápidamente y obligó a sendos bandos a depender de sus aliados internacionales.Para Ankara, que se ha erigido abiertamente como el principal patrón del GNA, el envío de tropas a Trípoli tiene el objetivo de mantener en su sitio a un gobierno afín, custodiar sus intereses económicos en Libia, y tratar de reafirmar sus estratégicos intereses en el Mediterráneo oriental, donde mantiene un tenso pulso con países como Grecia, Chipre, Egipto e Israel para explorar y explotar los recursos energéticos que almacena la zona.
En este sentido, la escalada de Ankara llega apenas un mes después de que Erdogan y Sarraj firmaran dos contestados acuerdos estrechamente vinculados para ampliar, por un lado, la jurisdicción de Turquía en el oeste del Mediterráneo, y expandir, por el otro, la cooperación en materia militar y de seguridad entre los dos países.
Por ahora han trascendido aún pocos detalles acerca de la envergadura que adoptará la misión turca en Libia, dado que el Parlamento dio rienda suelta al Ejecutivo a la hora de determinar el alcance, tamaño y tiempo del despliegue. «No es probable que vayamos a ver un aumento masivo de fuerzas turcas», augura en conversación con LA RAZÓN el subdirector de inteligencia de la consultora MAX-Security Oded Berkowitz. El analista en seguridad vaticina, en cambio, un ligero aumento del tipo de ayuda brindada hasta la fecha, incluyendo vehículos aéreos no tripulados, blindados, suministro de armas y, lo más importante, asesores turcos que puedan manejar el armamento más avanzado y dirigir algunas operaciones sobre el terreno o de inteligencia.
«La principal diferencia es que, en lugar de hacerlo de forma encubierta, ahora va a suceder abiertamente, y eso va a permitir a Turquía desplazar más fuerzas y suministros, hacerlo más rápido, de forma directa, [y] sin tener en cuenta la necesidad de mantenerlo oculto y tan en secreto como sea posible a ojos del mundo», agrega Berkowitz.
Avances territoriales
El punto muerto en el que parecía haberse quedado congelada la batalla de Trípoli en los últimos meses se ha visto alterado recientemente solo de forma ligera con los pequeños, pero significativos, avances territoriales de las fuerzas de Haftar ante la coalición anti ENL asentada en la capital, sobre la que mantiene también una clara superioridad aérea. Una tendencia que la intervención turca podría cambiar.
«Las operaciones en Trípoli ahora mismo se encuentran muy estancadas», observa Berkowitz, que nota que, aunque «esto no significa que [el ENL] no pueda reanudar una ofensiva y recuperar el impulso, el hecho de que las operaciones se encuentren ya estáticas [supone] que un mayor apoyo de Turquía podría ayudar a revertir los logros conseguidos hasta ahora por el ENL, asumiendo que todo este [despliegue] tiene lugar».
Asimismo, la intervención turca podría poner en un compromiso a los aliados de Haftar, entre los que figuran países como los Emiratos Árabes Unidos, Egipto o Rusia, que ya han intensificado su ayuda en los últimos meses para intentar acabar con una batalla que ha dejado más de 200 muertos y 120.000 desplazados, según la ONU.
“Aunque sobre el terreno no vayan a brindar mucho más apoyo al GNA, algo que aún se tiene que ver, Turquía es el primer país que reconoce abiertamente que va a brindar apoyo directo a uno de los bandos en conflicto, y eso pone en un apuro significativo a las fuerzas rivales,” considera Berkowitz, que apunta que, además, va a alegar estarlo haciendo de forma oficial. “Probablemente otros bandos no van a intervenir abierta y directamente a favor del ENL,” vaticina el analista, “pero seguro que va a haber una solicitud de su parte a sus aliados para contrarrestar lo que ahora es una oposición oficial de Turquía.”
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