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Boris Johnson

Boris Johnson: tolerancia cero con los terroristas

El Gobierno británico presenta un proyecto de ley para elevar las penas: cumplirán un mínimo de 14 años de prisión, se anulará su liberación automática a mitad de condena y se les aplicará el polígrafo para combrobar su reinserción

Egyptian President al-Sisi in London
El número 10 de Downing StreetNEIL HALLEFE

El Gobierno de Boris Johnson quiere endurecer las condenas para los terroristas, a fin de que cumplan, al menos, catorce años de cárcel –y no el mínimo de tres, como estipula la legislación actual–, antes de poder ser liberados por buena conducta. La medida está recogida en el proyecto de ley que presentó este martes el Ejecutivo, con el que asimmismo se busca que los terroristas tampoco puedan beneficiarse de la excarcelación automática que se aplica a los presos una vez cumplida la mitad de la condena.

La propuesta, que será presentada en marzo en Westminster, donde los «tories» tienen ahora una holgada mayoría absoluta, pretende asimismo permitir que los agentes de la libertad condicional utilicen la prueba del polígrafo (detector de mentiras) para demostrar que los que cumplen la condena están realmente reformados y no planean otro atentado. Hasta ahora, este método solo se aplica a los condenados por violación y otros delitos de índole sexual.

El endurecimiento de las penas tiene como telón de fondo el último atentado terrorista que Reino Unido sufrió el pasado 29 de noviembre. El responsable, Usmar Khan, de 28 años, era un exconvicto que hacía apenas un año había salido de la cárcel, tras cumplir la mitad de una condena de 16 años por planear atentados yihadistas. Estaba obligado a llevar una pulsera de localización remota, para tener controlados sus movimientos, y las autoridades le permitieron acudir ese día a Londres a participar en unas charlas de integración.

Antes de ser abatido por la Policía, Usmar Khan mató a dos jóvenes e hirió a otras tres personas con un gran cuchillo. El atentado, que tuvo lugar en plena campaña electoral, fue rápidamente politizado tanto por los «tories» como por laboristas.

La ministra de Interior, Pitri Patel, ha recalcado que el ataque «nos enfrentó con algunas verdades duras sobre la forma en que tratamos a los acusados de terrorismo». Con todo, el padre de Jack Merrit, una de las dos víctimas mortales que trabajaba con ex presos, criticó la propuesta del Gobierno al considerar que mantener encerrados a los terroristas por más tiempo no conseguirá que la gente esté más segura. En este sentido, Merrit, que en el pasado acusó a Johnson de usar el atentado donde murió su hijo para sacar rédito político, recalcó que lo importante es evitar que los presos se radicalicen cuando están en prisión.

En 2017, cuando Reino Unido celebró también comicios anticipados, el país sufrió cinco atentados. En marzo, un ataque ante el Parlamento dejó seis muertos, incluido el terrorista; el del estadio Manchester Arena, en el norte de Inglaterra, en mayo, se saldó con 21 víctimas mortales; el del Mercado de Borough, en junio, acabó con la vida de otras ocho personas, entre ellas el español Ignacio Echevarría, y otro ataque, el mismo mes, contra una mezquita del norte de la capital británica dejó un muerto. En septiembre, un artefacto explosivo provocó una bola de fuego en un vagón de tren con capacidad para 865 personas, al suroeste de la capital, pero no hubo que lamentar víctimas.