Brexit

Fuera de la UE, pero dentro de Europa

Paradójicamente el divorcio acerca a Reino Unido a las normas europeas, pero el alineamiento no está garantizado. Es una incógnita cómo solape su identidad europea y global

Brexit ha consumido, humillado y frustrado a Reino Unido y sus líderes políticos. En medio del caos y la incertidumbre desatada, es fácil ignorar alguna de las tendencias a largo plazo y los cambios que representa, en particular cómo de europeo es Reino Unido y cómo el Brexit no es un movimiento unidireccional británico lejano al resto de Europa, sino que de muchas maneras ha movido más cerca a Reino Unido a las normas europeas. Puede que los británicos se hayan esforzado un largo tiempo en reconocer su identidad europea y muchos aún la rechazan. Aun así, el Brexit ha confrontado a los británicos con algunas realidades de dicha identidad. Esa realidad es que sus pasados 40 años han visto las políticas británicas, la Constitución, la economía, la sociedad y su lugar en el mundo se han hecho más europeos. Ésta es una realidad que muchos gobiernos británicos han aceptado y han trabajado silenciosamente con ello en la búsqueda de la construcción y forma de las relaciones británicas con el resto de la UE. También es una realidad que ha estado expuesta en las elecciones generales definidas por unos partidos de estilo europeo; compromisos para los gastos en prestaciones sociales que ponen a Reino Unido más cerca de las normas europeas que de EE UU; y la creciente comprensión –si no aceptación– de las interdependencias de la economía y la seguridad británicas con el resto de Europa.

Muchos de los vínculos formales europeos pueden ahora cortarse o alterarse por la salida de Reino Unido. Aun así, las futuras negociaciones sobre la relación entre la UE y Reino Unido significan que esos vínculos pueden una vez más formalizarse o reconstituirse de nuevos modos. Los llamamientos a esto serán respaldados por las nuevas voces proeuropeas británicas que se han creado o, en algunos casos vendrán de las sombras, por parte del voto a favor de salir.

Un alineamiento próximo entre Reino Unido y la UE, aun así, no debería darse por sentado en un ambiente post Brexit. Como han destacado los recientes debates sobre la salida de Reino Unido de la UE, tanto a derecha como a izquierda algunos continúan esperando que la salida permita a Reino Unido divergir significativamente de los estándares europeos. Tales esfuerzos, no obstante, se tropezarán con el problema del Estado europeizado y la siempre presente necesidad estratégica por parte del Gobierno británico, las empresas y la sociedad civil de comprometerse de cerca con el continente con el que el país ha estado de la mano. El éxito de la UE y la necesidad de Reino Unido de darle forma serán por tanto dos de las principales preocupaciones británicas.

¿Significa esto que la salida de un Reino Unido europeizado llevará inevitablemente a que se vuelva a unir? Es muy poco probable porque los términos de la membresía de Reino Unido no serían los mismos que ahora. Quedar excluido del euro, de Schengen, de algunas áreas de asuntos de justicia e interior y el reembolso de fondos no serán ofrecidos. Los sentimientos de arrepentimiento que esto creará pueden aumentar los sentimientos proeuropeos. Pero al aceptar tales condiciones será muy difícil de vender en un referéndum sobre la reincorporación. Como muestran los ejemplos de Noruega y Suiza, el respaldo también puede descender si el acercamiento comunitario a las futuras negociaciones y relaciones parece abrasivo y autoritario. Es importante no ignorar cómo de corrosivo puede ser en el respaldo público británico los vínculos con la Unión Europea.

Esto no debe ser tomado como que Reino Unido y la UE no pueden negociar una nueva relación en la cual Reino Unido pueda mantener un acuerdo entre sus solapadas identidades –europea y global–. Las negociaciones hasta ahora se han enfocado en la salida de Reino Unido. La futura relación continúa como un país por ser descubierto.

Con todo, esto no significa que Reino Unido tenga que abandonar para convertirse en más europeo ni reconocer cómo de europeo es.

LOS HITOS

1973. ADHESIÓN A LA UE
Reino Unido ingresa el 1 de enero en la Comunidad Económica Europea junto a Dinamarca e Irlanda. El 5 de junio de 1975, la población ratifica su adhesión con un referéndum en el que el «sí» se impone con el 67% de los votos. Los conservadores hicieron campaña a favor de la CEE y los laboristas en contra.
1984. «CHEQUE BRITÁNICO»
Margaret Thatcher logra el llamado «cheque británico», un acuerdo por el que la UE devuelve al país anualmente una parte de sus aportaciones. La «premier» aseguraba que Londres aportaba más a las arcas comunitarias que lo que recibía.
2016. REFERÉNDUM
El 51,9% de los británicos vota a favor de abandonar la UE frente a un 48,1% en contra. El referéndum muestra la división de Reino Unido: Gales e Inglaterra votan Brexit; Escocia y el Ulster «remain».