Estado Islámico
Atentado terrorista en Londres: unión policial pese al Brexit
«Seguís siendo nuestro objetivo preferente», claman los nuevos líderes del Estado Islámico sobre Reino Unido en redes sociales
Hay una guerra invisible que protagonizan el cibercalifato del Daesh, (el Estado Islámico) y las Fuerzas de Seguridad y Servicios de Información internacionales. Los primeros, para inundar las redes sociales de sus mensajes en los que se pide a los actores («lobos») solitarios que cometan atentados en los países occidentales; y los segundos, para cerrar esas redes. Se ha avanzado mucho en este terreno, pero la realidad demuestra que el Estado Islámico (EI) cuenta todavía con recursos y «expertos». Se trata de un combate desigual porque, con las modernas técnicas telemáticas, no hacen falta muchos recursos para difundir esa propaganda. Anularla es otra cosa y requiere de la colaboración de los responsables de las plataformas que usan los yihadistas a los que, por extraño que parezca, no es siempre fácil convencer. El terrorismo es un fenómeno absolutamente ajeno a los valores de la libertad de expresión. Es su negación. Recuérdese los atentados contra la revista «Charlie Hebdó» y otros medios de comunicación.
La realidad es que cualquier musulmán, individuo converso o en trance de serlo, puede estar durante horas consumiendo una publicidad que, cada día que pasa, resulta más atroz, con imágenes de una crueldad inusitada y en la que se anima a los que la visionan para que imiten esos crímenes «en nombre de Alá» que, sin duda, les recompensará con «el paraíso».
Londres es una ciudad especialmente castigada por el yihadismo. Llamó la atención que el Estado Islámico asumiera la responsabilidad del atentado perpetrado por un «lobo solitario» el 29 noviembre del año pasado. (No lo suele hacer en ocasiones similares, como en el caso del perpetrado recientemente en París; se quedan en el «limbo», entre el terrorismo y la perturbación mental).
En aquella ocasión, Usman Khan, un ex condenado por terrorismo de 28 años, mató a dos personas e hirió a otras tres en el Puente de Londres. Según Amaq, agencia «goebeliana» de la banda criminal, era uno de sus «muyahidines».
Se trataba, sin duda, del siniestro mensaje de los nuevos responsables del Estado Islámico, Ibrahim Hashimi y Abu Hamza, contra Inglaterra, que ya acariciaba la salida de la Unión Europea mediante el Brexit: «Seguís siendo nuestro objetivo preferente». Lo ocurrido ayer, los carteles y mensajes que difunden a través de las redes sociales, así lo confirman.
Afortunadamente, pese a este «divorcio» político, los terroristas no van a tener ninguna ventaja operativa, ya que la voluntad de los servicios de información internacionales, y de los propios expertos británicos, es mantener la misma colaboración que hasta ahora; y, si fuera necesario, incrementarla. La seguridad es un asunto que concierne a todos los ciudadanos del mundo que quieren vivir en libertad y que, por lógica, son potenciales objetivos del fanatismo terrorista.
Imagínese el lector a uno de esos individuos que, por razones personales (una circunstancia negativa en su vida), por haber sido radicalizado a través de mensajes de terceros (mezquitas, oratorios...) o por un odio irracional a Occidente, visiona un vídeo en el que, entre otras cosas, se le transmiten los siguientes mensajes (la grabación es de hace unas semanas): «Una acción tuya en donde estás vale más que mil de las que hacemos aquí». Se trata de convertir al receptor en una especie de «llanero solitario» que va a salvar al mundo musulmán, un auténtico mahdi, figura mesiánica que, según el islam, vendrá a la Tierra. Le explican los medios: «Una bala fugaz, una puñalada profunda en los intestinos o la detonación de un explosivo en la calle». Continúa el vídeo: «Prepárate para tu guerra y que aviven los fuegos para que las llamas quemen a los cruzados (cristianos)». Y, finalmente, el tono místico, con una supuesta cita de El Corán, en la que se recuerda la necesidad de renunciar a la vida placentera en favor de la yihad. «Ser duros con los enemigos, aterrorizarlos, oh corazones de hierro, oh leones en el extranjero», remachan. Los mensajes van acompañados con imágenes de «victorias» del EI en los territorios en los opera actualmente; degollamientos de enemigos, sobre todo, cristianos; de cadáveres de niños que habrían muerto como consecuencia de bombardeos de la Coalición Internacional; adhesiones incondicionales a Ibrahim Hashimi... El «cóctel» está servido y sólo falta que el futuro «lobo» se lo beba.
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