Brexit

Johnson desea manos libres para negociar un acuerdo con Bruselas

El «premier» británico anunciará hoy su «hoja de ruta» para alcanzar un pacto comercial con Los Veintisiete. Descarta respetar los estándares regulatorios europeos

Britain's Prime Minister Boris Johnson visits Sunderland
Boris Johnson durante una visita en la Universidad de Sunderland. Paul Ellis/Pool via REUTERSPOOLReuters

El Reino Unido está ya oficialmente fuera de la UE. Pero queda aún Brexit para rato. Aunque el divorcio se ha ejecutado, el ex aún no se ha ido de casa. Seguirá viviendo bajo el mismo techo hasta finales de año y será entonces cuando quede constancia de si la separación acaba en términos cordiales o cada uno toma caminos completamente separados.

De momento, Londres parece que quiere marcar las distancias. El premier Boris Johnson pronunciará este lunes un esperado discurso en el que expondrá su hoja de ruta de cara a las nuevas negociaciones que comienzan en marzo con Bruselas para cerrar -o al menos intentarlo- un nuevo acuerdo comercial.

Actualmente, casi la mitad de las exportaciones del Reino Unido van al mercado único. Con todo, el líder tory advierte ahora que está dispuesto a aceptar algunas fricciones y barreras con el club comunitario para garantizar la capacidad de Londres de divergir en el reglamento.

Bruselas ha dejado claro que si Johnson quiere un acuerdo de libre comercio sin cuotas y aranceles, el Reino Unido debe respetar la convergencia regulatoria para garantizar la competencia justa. Pero el inquilino del Número 10 no quiere atarse la manos. La razón principal del Brexit era al fin y al cabo “recuperar el control” y ahora quiere dejar muy claro que comienza una nueva era.

En definitiva, si las negociaciones de divorcio de los últimos tres años fueron arduas, la nueva etapa se antoja aún más compleja. Sobre todo, teniendo además en cuenta el margen tan limitado de tiempo. El periodo de transición en el que el Reino Unido seguirá siendo miembro de la unión aduanera y mercado único -con la libertad de movimiento que eso conlleva- finaliza el 31 de diciembre de 2020. Y en esta ocasión, Downing Street ha dejado muy claro que no está dispuesto a ampliar los plazos. Es más, el Gobierno se ha comprometido a ello incluso por ley.

En el discurso de este lunes, se espera que Johnson abandone el tono conciliador utilizado el pasado 31 de enero -día de la consumación oficial del Brexit-, cuando se refirió a una “nueva era de cooperación” con el bloque europeo para pasar ahora, en cambio, a una retórica más firme.

Por su parte, el negociador jefe comunitario, Michel Barnier, ofrecerá también hoy detalles sobre el enfoque de la UE hacia estas conversaciones, donde ya ha advertido que "los intereses de Europa, de cada uno de los Estados miembros y de todos nuestros ciudadanos van primero”.

Según revela el “Daily Telegraph”, el equipo de asesores de Johnson está “furioso” por lo que perciben como amagos por parte de los 27 de “frustrar” el “amplio” acuerdo de libre comercio que ambiciona Londres. La sensación británica, según una fuente del Gobierno citada por el rotativo, es la de que Bruselas intenta ahora unilateralmente “cambiar los términos” del Acuerdo de Retirada, cuando ambos se comprometieron a trabajar por un pacto comercial “ambicioso”.

El Ejecutivo británico considera ahora por tanto que “hay solo dos resultados probables en la negociación: un acuerdo de libre comercio como Canadá, o un arreglo más ligero como el de Australia”. El modelo canadiense en el que podría inspirarse ahora el Número 10 permite un comercio de mercancías casi libre de aranceles, pero implica controles fronterizos y no incluye el sector servicios, que representa alrededor del 80% del PIB del Reino Unido.

Bruselas quiere que Londres siga ateniéndose, más allá del periodo de transición, a las reglas comunitarias en estándares y subsidios estatales y que acate la jurisdicción de la Corte de Justicia Europea en cualquier disputa comercial.

Pero, según avanzaba ayer la “BBC”, Johnson no piensa acatar ningún tipo de alineación, ninguna jurisdicción de la justicia comunitaria y no secundará concesiones a ninguna de las demandas de Bruselas cuando arranquen las negociaciones en marzo. Al mismo tiempo, se descartará cualquier rebaja en los derechos de los trabajadores, en los estándares de higiene alimentaria y en las protecciones medioambientales.

Paralelamente a las negociaciones con la UE, el Gobierno británico comenzará también a dialogar con otros países. En este sentido, el ministro de Asuntos Exteriores, Dominic Raab, viajará esta semana a Japón y Australia a fin de explorar “oportunidades globales” para el Reino Unido tras el Brexit. “Estamos recuperando el control de nuestras leyes, con lo que no vamos a tener una gran alineación con la UE ni tampoco una alineación legislativa según sus reglas”, afirmó ayer en una entrevista con “Sky News”.

Los diplomáticos británicos habrían recibido instrucciones para efectuar una “ruptura inmediata” con sus ex socios comunitarios en lo que se percibe como una nueva ofensiva británica contra Bruselas, según reveló ayer “The Sunday Times”. Un documento filtrado al periódico revela que Raab indicó a los funcionarios que “tomen asientos separados” de sus colegas comunitarios cuando coincidan en cumbres internacionales.

En un telegrama enviado la pasada semana a las delegaciones diplomáticas británicas en el extranjero, el ministro de Exteriores pidió a esos funcionarios que abandonen cualquier idea de “buscar una influencia residual” en los países comunitarios y que en lugar de eso “adopten una posición de país independiente”.