Coronavirus

Estados Unidos y México reducen al mínimo “esencial” sus pasos fronterizos

US Closes Border to Non-Essential Traffic During Coronavirus Pandemic
Cientos de coches esperaban este viernes a cruzar a Estados Unidos en el paso de San Ysidro, en TijuanaCHRISTIAN MONTERROSAEFE

Otra grave consecuencia de la expansión del coronavirus por el mundo. La frontera entre Estados Unidos y México, una de las más transitadas del planeta, sufrirá importantes limitaciones sobre el turismo y las actividades recreativas, según anunciaron las autoridades de ambos países este viernes, aunque no afectarán al comercio.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que su país y México restringirán profundamente el tráfico fronterizo para reducir la expansión del coronavirus. Las limitaciones no afectarán al intercambio de mercancías ni tampoco habrá prohibiciones a las miles de personas que cruzan a diario para trabajar y se centrarán en los viajes “recreativos y turísticos”. Unas medidas que según el mandatario “salvarán incontables vidas”.

En una rueda de prensa, Trump también adelantó que el país vecino aceptó suspender los vuelos desde Europa, una medida que las autoridades mexicanas desmintieron, asegurando que por el momento lo están analizando. De hacerlo, supondría un salto cualitativo en las acciones que está tomando el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, muy renuente a aplicar restricciones severas.

Unas horas antes, el secretario (ministro) de Relaciones Exteriores mexicano, Marcelo Ebrard reconocía que las negociaciones con Washington fueron “muy intensas” para reducir al máximo los efectos económicos de un cierre fronterizo que Trump ya había mencionado el pasado miércoles. Ese día ya anunció un cierre más estricto en su frontera norte, que Canadá aceptó casi de inmediato.

La frontera sur es más compleja y está más interconectada, lo que obligó a un examen exhaustivo de las restricciones. Aparte del rechazo de los migrantes ilegales decidido por Washington, Ebrard señaló que ambas partes hicieron un catálogo de “actividades esenciales” que no deben verse afectadas, en el que incluyeron todas las actividades comerciales, el transporte de mercancías y los ciudadanos con autorización que viven y trabajan en lados distintos de la frontera. También garantizaron el libre tránsito del transporte de medicamentos y los servicios de emergencia.

La dependencia es tal que México vende a Estados Unidos el 80% de sus exportaciones. Las actividades turísticas y comerciales entre ambos países generaron el año pasado cerca de 612.000 millones dólares, de acuerdo con datos de la Oficina del Censo estadounidense recogidos por Reuters. El responsable de la diplomacia mexicana hizo hincapié en que no se trata de un “cierre fronterizo”, aunque reconoció que ese escenario pudo haber ocurrido de no haber llevado a cabo las últimas conversaciones con el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo.

También apuntó que las restricciones se ciñen a la movilidad terrestre y que no se ha impuesto ningún límite al tráfico aéreo entre ambos países. Ebrard nunca mencionó que México vaya a suspender vuelos con Europa. Hasta el viernes por la mañana México había confirmado 164 casos positivos de coronavirus y un solo fallecido, mientras que en Estados Unidos ya hay más de 15.000 casos confirmados de Covid-19 y han muerto 204 personas.

Las autoridades mexicanas afirman que el país aún se encuentra en la fase 1 de la enfermedad, en la que únicamente se han detectado casos contagiados en el exterior o por contacto directo con este tipo de enfermos. El Gobierno ha decidido posponer todo lo posible medidas estrictas de confinamiento, cierre de fronteras o restricción de vuelos bajo el argumento de que imponer estas acciones antes de tiempo resta efectividad cuando el momento de verdad lo requiera.

Según las previsiones de las propias autoridades mexicanas, será a finales de marzo cuando la situación se agrave, los contagios se vuelvan locales y crezca considerablemente el número de enfermos. Por el momento el Ejecutivo de López Obrador ha adelantado las vacaciones escolares de Semana Santa, que comienzan este viernes y se prolongarán durante un mes y han recomendado el distanciamiento social, trabajar desde casa y cuidar la higiene.

Medidas muy tibias en comparación con otros países de América Latina que han declarado el estado de emergencia, cerrado aeropuertos y puertos marítimos a extranjeros. Argentina incluso ha declarado una cuarentena similar a la que se aplica en España a pesar de que solo tiene 128 infectados confirmados. El gobierno local de la Ciudad de México, de 23 millones de personas con el área metropolitana y donde están concentrados la mayoría de casos positivos, también ha anunciado restricciones menores durante un mes como la suspensión temporal de juicios y trámites presenciales en oficinas públicas.

Lo más desconcertante para los mexicanos es, tal vez, el comportamiento individual de su presidente, que se salta las recomendaciones de su propio Gobierno y sigue convocando encuentros multitudinarios con su base política en los que estrecha manos y reparte abrazos. En una de sus conferencias de prensa diaria, cuestionado sobre el modo en que proteger al país, López Obrador mostró dos amuletos religiosos y también un trébol de seis hojas. Una actitud despreocupada que según los analistas responde a una intención de transmitir confianza aunque está consiguiendo el efecto contrario.

López Obrador es conocido por ser el primer presidente de izquierda en México en décadas, aunque también profesa unas profundas creencias religiosas. El avance del coronavirus en los próximos días revelará si los cálculos del mandatario son acertados. Un incremento descontrolado de los contagios podría llevar a Washington a imponer un cierre de la frontera más severo que el que se acaba de anunciar, con efectos desastrosos. A través de 3.100 kilómetros de frontera compartida, “cada minuto se exporta a Estados Unidos un millón de dólares”, señala Ignacio Martínez, experto en comercio internacional de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien advierte de las posibles consecuencias. “Si se cierran las fronteras, ambas naciones sufrirán un daño muy importante”.