Reino Unido

Johnson descartó cooperar con la UE por el Brexit

En plena pandemia del coronavirus, Londres no participó en la compra común de material sanitario por «pura decisión política»

House of Commons hybrid proceedings amid COVID-19 pandemic
El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, durante una sesión del Parlamento británicoJESSICA TAYLOR / UK PARLIAMENT /EFE

El hecho de que Reino Unido no se uniera al programa de la UE para la compra masiva de respiradores y equipo de protección sanitario en plena pandemia no se debió a un fallo de comunicación, sino a una decisión puramente política basada en el Brexit. Sir Simon McDonald, el funcionario de más alto rango de la diplomacia británica, se ha convertido en el protagonista de una polémica que no ha hecho más que aumentar los problemas en Downing Street, banco estos días de todas las críticas por su gestión ante la crisis del coronavirus.

El pasado mes de marzo, cuando los Gobiernos a ambos lados del Atlántico fueron conscientes de que no tenían respiradores suficientes para salvar las vidas de sus ciudadanos, la UE llevó a cabo una adquisición a gran escala de este tipo de aparatos. Londres se quedó al margen y tampoco participó en otros programas para equipar a médicos y enfermeras.

El portavoz del Número 10 explicó entonces que “Reino Unido ya no era parte de la UE”. “Estamos realizado nuestro propios esfuerzos”, señaló. Pero tras conocerse que Bruselas sí había ofrecido a los británicos la posibilidad de unirse, se echó la culpa a “un error de comunicación”. “Por alguna razón, el email no llegó”, matizó.

Sin embargo, McDonald aseguró al comité de Asuntos Exteriores que la decisión fue puramente política y los ministros querían actuar al margen de lo que hiciera el bloque. Aunque Reino Unido abandonó oficialmente la UE el pasado 31 de enero, sigue como estado miembro a efectos prácticos hasta diciembre, en el llamado periodo de transición.

La declaración es una auténtica bomba de relojería, ya que la escasez de recursos para el personal sanitario se ha convertido ahora en una de la cuestiones más importantes de la crisis de la pandemia que, según el Gobierno, habría llegado ya al pico en Reino Unido. Al cierre de esta edición, las muertes en hospitales por Covid-19 ascendían ya sumaban 18.100. En las últimas 24 horas había fallecido 759 personas. Con todo, no parece que el Número 10 tenga ahora demasiada prisa por relajar las medidas de confinamiento impuestas, de momento, hasta el 7 de mayo.

McDonald depende del departamento que gestiona Dominic Raab, responsable de la diplomacia británica y persona encargada de sustituir al premier Boris Johnson hasta que se recupere completamente tras su paso por la UCI. Tras el revuelo creado, el funcionario escribió al comité asegurando que todo fue un error. Pero ya era tarde porque la polémica ocupó ayer la portada de “Financial Times”.

Desde hace varias semanas, médicos y enfermeras denuncian que no tienen mascarillas, guantes, batas ni gafas suficientes a pesar de estar en primera línea de la batalla contra el Covid-19.

Y en este sentido, el Gobierno sufrió ayer otra humillación al conocerse que ha perdido la oportunidad de asegurar hasta 16 millones de artículos de protección en las últimas 4 semanas porque los mayoristas británicos se han visto obligados a venderlos a otros países, ya que sus constantes intentos por contactar a las autoridades fueron ignorados.

Por otra parte, según un documento del Public Health England con fecha 11 de abril filtrado ayer a la Prensa, hasta un 25% de los test realizados a miles de sanitarios para saber si estaban libres de coronavirus y podían volver a trabajar han resultado ser defectuosos. El Gobierno, aun conociendo la información, mandó seguir utilizándolos hasta que tuviera una mejor opción.

“Algo está funcionando mal. Estamos en una situación de emergencia y hay un patrón que se repite. Reino Unido ha sido lento en imponer confinamiento, lento en la realización de tests, lento para equipar a sanitarios y lento en adherirse a ofertas para adquirir material”, señaló Keir Starmer, que ayer se estrenó como líder de la oposición laborista, en la primera sesión semanal de preguntas al primer ministro que se celebraba después de Semana Santa. Se trató de una sesión bastante inusual. Y ya no solo porque Johnson fuera sustituido por el titular de Exteriores, sino porque la Cámara de los Comunes estaba prácticamente vacía y los diputados plantearon sus preguntas por videoconferencia.

Por su parte, Ed Davey, líder en funciones de los liberal demócratas fue más allá pidiendo una “investigación independiente” sobre la respuesta que está ofreciendo el Gobierno “una vez que hayamos superado esta crisis”.

Johnson conversa por teléfono con Isabel II

Boris Johnson habló ayer con la reina Isabel II por primera vez tras su paso por el hospital público de St Thomas. El “premier” continúa en la residencia oficial de descanso de los primeros ministros en Chequers, al norte de Londres, recuperándose tras su ingreso en la UCI. Aunque no se ha incorporado aún a su puesto de trabajo, mantuvo una conservación telefónica con la monarca para retomar las audiencias semanales en la que se tratan asuntos de Estado. Desde que comenzó el confinamiento, Isabel II, que el martes cumplió 94 años, está en el Castillo de Windsor junto con su marido, el duque de Edimburgo, de 98 años.