Estados Unidos

El secretario del Tesoro alerta del “daño permanente” si EE UU no se reabre

La Casa Blanca y el Congreso trabajan en un segundo plan de estímulo para paliar la peor crisis económica desde la Gran Recesión

Donald Trump, NAT Trump
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, entrega al presidente Donald Trump una tarjeta de débito con la que el Gobierno transferirá dinero a los estadounidensesEvan VucciAP

Kevin McCarthy, líder de la minoría republicana en el Congreso, aseguró a la CNN que no ve la necesidad de diseñar e implementar un segundo paquete de ayudas económicas. Lo dijo después de reunirse con el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y con el vicepresidente Mike Pence. Mnuchin también había declarado ante el Senado. Lo hizo acompañado por el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. Estaban convocados para explicar la marcha de las ayudas federales, que ascienden a más de 2 billones de dólares.

Como resulta habitual desde el inicio de la pandemia, tanto Powell como Mnuchin hablaron por videoconferencia. Pero la distancia no aminoró en absoluto la temperatura del debate. Ambos celebraron el inmenso trabajo del legislador y el Gobierno para garantizar que nadie se quede atrás y mantener las constantes vitales de la economía. Los dos advirtieron de que el coronavirus podría tener consecuencias letales en el tejido productivo de unos Estados Unidos enfrentados a una contracción del PIB y un aumento de las cifras del paro dignas de los años más oscuros de la Gran Depresión.

Pero si entonces fue el New Deal de Roosevelt el que evitó el colapso, en esta ocasión, en opinión de Mnuchin, resulta imperativo dejarse de estímulos fiscales y subvenciones y, directamente, reabrir el país. Para el secretario de Comercio existe un riesgo muy cierto, incluso de daños permanentes, si los Estados siguen empeñados en retrasar las medidas de reapertura, si la desescalada se encasquilla, si el verano llega y encuentra los centros neurálgicos nacionales, empezando por Nueva York y siguiendo por Los Ángeles, todavía sometidos a los brutales rigores del confinamiento.

Por supuesto, sus palabras llegan justo cuando el Gobierno y las dos cámaras hablan ya abiertamente sobre la posibilidad de un segundo plan de estímulos. Algunas empresas dieron la voz de alarma hace semanas. Algunos de gigantes de la aviación, por ejemplo, avisan desde hace días que si las ayudas no se renuevan tienen fondos para aguantar poco más y empezarán a despedir de forma masiva a partir de septiembre.

Powell, por su lado, siempre más crítico de la gestión gubernamental, considera que la precipitación y el populismo pueden causar daños mucho más graves de los que se pretende atajar. Una reapertura mal planeada, sin medios suficientes, sin más criterio que la pura visceralidad, abandonada a las presiones del electorado o las urgencias, evidentes, de la economía, acabaría retrotrayendo al país a la casilla de salida. Considera clave que el país sea capaz de controlar el virus. Bien mediante el desarrollo de medidas terapéuticas que funcionen bien mediante el desarrollo de una vacuna.

«El país saldrá de la pandemia más fuerte que nunca», había dicho Mnuchin, que también espera que la situación económica mejore a partir del otoño. Cuando un senador demócrata insinuó que el Gobierno anteponía la reapertura y la mejora del PIB a la vida de los trabajadores, Mnuchin le respondió que «nadie debería de dar su vida» y añadió que la frase le parecía «injusta».