Desescalada

Un ejército de 60.000 voluntarios para evitar aglomeraciones

Italia propone patrullas ciudadanas para recordar la importancia del distanciamiento social y que podrán informar a la Policía

Coronavirus phase two of the emergency
"Hora feliz" en el Trastevere de Roma. Las calles y terrazas de este distrito de la capital italiana se han llenado de jóvenes este fin de semanaGIUSEPPE LAMIAgencia EFE

El vídeo tiene el tono de esas campañas de la DGT con las que se buscaba crear un impacto en la población. Varios jóvenes comparten una botella, se besan y beben despreocupados en las calles con la mascarilla en la mano. La imagen queda paralizada e inmediatamente después se ve a un enfermo grave en una UCI. “La Covid-19 se combate en los hospitales, pero también fuera”, retumba una locución en el anuncio elaborado por la región del Véneto.

Se trata de una ficción, pero este fin de semana la Italia real ha visto muchas de esas escenas. Ante la masificación en zonas de bares y playas, el Gobierno ha planteado crear una especie de patrullas ciudadanas para vigilar este tipo de aglomeraciones. O, mejor dicho, una parte del Gobierno.

La iniciativa parte del Ministerio de Asuntos Regionales, que firmó la noche del pasado domingo un protocolo con la Asociación Nacional de Ayuntamientos Italianos. La intención sería reclutar a unos 60.000 voluntarios que circularan por calles, plazas, parques o lugares de reunión para concienciar a la gente de que usen mascarillas y respeten las distancias establecidas.

Han sido bautizados como “asistentes ciudadanos”. Estarían coordinados por Protección Civil y no tendrían facultad para emitir ningún tipo de sanción, pero sí que podrían comunicar las irregularidades a la Policía. Se prestaría el servicio tres días a la semana por un máximo de 16 horas y no sería retribuido, sino que se entendería como una especie de voluntariado o trabajo social. El Ejecutivo, que debería publicar un concurso público para ofertar las plazas, anima a inscribirse a desempleados o personas que estén recibiendo algún tipo de subsidio que deba compensarse con un servicio a la comunidad.

La iniciativa piloto ya se ha desarrollado en ciudades como Bari, de forma exitosa, según su alcalde. El primer edil de esta ciudad del sur del país ha sido el promotor de la propuesta junto con Francesco Boccia, ministro de Asuntos Territoriales.

Pero todo esto choca con Interior, que expresó ayer públicamente su rechazo. En una nota, que deja bien a las claras su intención de boicotear la propuesta, denunció que “no habían sido informados”. “Las medidas para combatir la Covid-19 no deberán suponer tareas adicionales para los prefectos o las fuerzas de policía que diariamente controlan el territorio”, añade el comunicado.

Una medida polémica

Interior desconfía de la efectividad de la medida, la autoridad que pueden tener los voluntarios o los criterios para admitir a sus integrantes. Ni el Movimiento 5 Estrellas ni Italia Viva -el partido de Matteo Renzi-, que forman parte del Ejecutivo, se muestran tampoco favorables a su aplicación. Y desde la oposición, la líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, criticó la “deriva autoritaria del Gobierno con una versión de los guardianes de la revolución”.

Lo que había nacido como una respuesta a las denuncias de los alcaldes para atajar las grandes aglomeraciones se ha convertido en una nueva polémica, cuya aplicación está ahora en entredicho. Aun así, los ayuntamientos y las regiones tienen potestad para adoptar medidas más duras, decretar cierres de establecimientos o regular horarios. “No es posible que se repita un fin de semana como éste”, dijo ayer el alcalde de Milán, Giuseppe Sala, antes de reunirse con el delegado del Gobierno en la ciudad. No obstante, las multas de la Policía durante este fin de semana casi se han reducido a la mitad con respecto al anterior.

Aunque es cierto que antes Italia estaba todavía confinada, por lo que era mucho más visible una infracción de las normas, y sólo desde el pasado lunes se permite la movilidad en una misma región y la apertura de bares y restaurantes con clientes. Ayer volvieron también a la actividad gimnasios y piscinas, pero Italia no las tiene todas consigo durante la desescalada y el 3 de junio debe completar el doble salto mortal con la apertura de fronteras y los desplazamientos entre distintas regiones, como anunció el primer ministro, Giuseppe Conte.

Desde el Gobierno ya sugieren que si se siguen viendo imágenes de calles atestadas de gente es posible dar marcha atrás en el calendario. Sin embargo, la curva epidemiológica sí que parece seguir atenuándose. El domingo no hubo ningún fallecido en Lombardía, el epicentro de la pandemia. Se pensó que fue un error metodológico, pero ayer las autoridades lombardas confirmaron que no habían registrado ningún deceso. Ayer hubo 92 muertos y 300 contagios en toda Italia.