Sucesos
El cementerio de fetos con el nombre de sus madres en las lápidas que escandaliza a Italia
Francesca, que abortó embarazada de seis meses por malformaciones de su bebé, descubrió que su nombre estaba escrito en una cruz de madera junto a los restos de su hija
Un grupo de más de 100 mujeres italianas que interrumpieron su embarazo ha pedido a los fiscales que investiguen quién está detrás del entierro durante casi una década de fetos en tumbas marcadas con los nombres de sus madres en un cementerio de Roma.
La macabra práctica fue descubierta la semana pasada después de que una de las mujeres, que había leído sobre los llamados “campos de ángeles” en periódicos locales, descubrió una cruz de madera con su nombre y la fecha en la que el feto fue enterrado en el cementerio de Prima Porta. Y lo denunció en Facebook.
Francesca, de 36 años, casi se desmaya cuando descubrió su nombre junto a los restos de su hija nonata. Puso fin voluntariamente a su embarazo a los seis meses después de que le dijeran que el feto tenía malformaciones y era poco probable que sobreviviera. Pasaron 10 días antes de que un hospital aceptara realizar el procedimiento en septiembre de 2019. Como las demás, Francesca no dio su aprobación a un entierro.
Desde entonces, más de 100 mujeres se han unido a ella para una posible demanda colectiva en un escándalo que también ha reavivado el debate en Italia sobre las dificultades que tienen las mujeres para someterse a abortos seguros a pesar de que el procedimiento fue legalizado en 1978.
Differenza Donna, un grupo activista que presentó la denuncia ante los fiscales de Roma, asegura que los derechos humanos y la privacidad de las mujeres han sido gravemente violados. El cementerio de Prima Porta cuenta con cientos de tumbas que contienen restos de fetos, algunos que datan de 2012.
En Italia, los fetos de embarazos interrumpidos después de tres meses en los hospitales pueden ser enterrados, pero solo con el permiso de la madre. “Después del inmenso dolor de perder a mi hija, descubrir este acto bestial fue terrible”, dijo Francesca, quien pidió a “The Guardian”, que recoge su historia, que no se publicara su apellido. La fecha que figura en la cruz es diciembre de 2019, tres meses después del aborto. “Le pregunté repetidamente al hospital qué le había pasado al feto y me hicieron creer que lo habían tirado a la basura”, cuenta Francesca. “Entonces, ¿dónde estuvo durante tres meses? Que lo enterraran con el símbolo de una cruz y con mi nombre en él, me hizo sentir como si me castigaran”. El hospital San Camillo de Roma, donde la mujer que expuso el problema por primera vez tuvo un aborto, ha negado su responsabilidad y asegura en un comunicado que los restos de fetos fueron identificados con el nombre de la madre solo con el propósito de redactar permisos de transporte y entierro. Estos detalles fueron luego entregados a Ama, la empresa de servicios públicos que administra los cementerios de Roma.
Ama también ha negado su responsabilidad, alegando que realiza los entierros por instrucción de la autoridad sanitaria.
Las mujeres afectadas pudieron localizar las tumbas gracias a una base de datos que mantiene el cementerio. Los grupos antiaborto, católicos y de extrema derecha han impulsado durante años la creación de “campos de ángeles”, a menudo encontrando apoyo entre los políticos locales o quienes trabajan en instituciones públicas. Pero Turco, quien fue ministra de Salud entre 2006 y 2008, asegura que nadie estaba al tanto de la práctica de nombrar a las madres en las tumbas hasta ahora.
Elisa Ercoli, presidenta de Differenza Donna, asegura que el grupo sigue recibiendo docenas de llamadas al día desde toda Italia. “Hemos encontrado cruces que datan de 2012 hasta 2020, pero hay mujeres que dan referencias desde 2005”, dijo.
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