Ignominia

Trump se queda solo (y acallado en las redes sociales)

Cascada de dimisiones en la Casa Blanca y rechazo republicano para un presidente “apagado” por Twitter, Instagram y Facebook

Imagen del mitin del presidente horas antes de los disturbios
Imagen del mitin del presidente horas antes de los disturbiosDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

La máquina de la democracia es poderosa. El “checks and balance”, el sistema de controles y contrapesos de las instituciones norteamericanos han demostrado que están engrasados y activos. Que ningún altercado, por más grave que sea, y el asalto al Congreso lo fue, puede apartar a la democracia norteamericana de su senda. La mejor prueba es que el Congreso de EE.UU. avanzó, más rápido de lo previsto, en el proceso de ratificación de la victoria del presidente electo, Joe Biden, en las elecciones de noviembre, después de que ningún senador republicano respaldara un intento de desafiar el resultado de los comicios en el estado de Georgia.

Al tiempo que esto sucedía, las redes sociales pusieron su parte en silenciar al causante de los altercados. “Como resultado de la situación violenta sin precedentes y en curso en Washington, hemos requerido la eliminación de tres tuits que se publicaron en la cuenta @realDonaldTrump por infracciones graves y repetidas de nuestra política de Integridad Cívica”. Así explicaba Twitter que había bloqueado la cuenta del presidente Trump, después de que este hubiera alentado las revueltas en un mitin en Washington. La red social ha alertado primero sobre el contenido difundido por Trump, alegando “riesgo de violencia”, y horas después ha suspendido la cuenta para que el presidente no pueda utilizarla. Podrá volver a usar la cuenta 12 horas después de borrar esos tres mensajes. Facebook e Instagram anunciaron lo mismo en torno a las 2:30 de la mañana hora peninsular española.

Así las cosas, y mientras se sucede una cascada de dimisiones en el entorno del presidente en la Casa Blanca, la soledad del mandatario es más evidente. Sus medios de protesta, las redes sociales, le han acallado. Sus colaboradores le han abandonado. El “stablishment” al que tanto combatió ha resultado vencedor. Su último envite ha fracasado.