Israel

Miles de ortodoxos incumplen las restricciones de confinamiento para asistir a un entierro en Jerusalén

Los funerales de dos importantes rabinos han desatado la polémica en Israel por la presunta inacción del Gobierno de Netanyahu para evitar inconvenientes políticos

Un ultra-ortodoxo siendo vacunado en Jerusalén
Un ultra-ortodoxo siendo vacunado en JerusalénOded BaliltyAP

Miles de israelíes ultraortodoxos se agolparon este domingo en el funeral de un par de rabinos en Jerusalén, ambos fallecidos por coronavirus, haciendo caso omiso a las restricciones impuestas por la pandemia.

El primer cortejo fúnebre, por el rabino Meshulam Soloveitchik, fallecido a los 99 años, recorrió las calles de Jerusalén en la última muestra de la negativa de los israelíes ultraortodoxos a respetar las restricciones del coronavirus y muchos sin llevar mascarillas.

Este fenómeno ha socavado la intensa campaña de vacunación del país para controlar un brote furioso y ha amenazado con perjudicar al Primer Ministro Benjamin Netanyahu en las elecciones de marzo. Dos candidatos acusaron a Netanyahu de no aplicar la ley debido a la presión política de sus aliados políticos.

Un puñado de policías bloqueó las intersecciones al tráfico para permitir el paso de los participantes, pero no pareció tomar ninguna medida para impedir este encuentro ilegal.

Alon Halfon, un funcionario de la policía de Jerusalén, declaró a un canal de televisión local que la policía no tuvo más remedio que permitir que la masiva procesión por Soloveitchik siguiera adelante. Dijo que la acción policial había contribuido a reducir el tamaño de la multitud y que se pusieron unas 100 multas por infracciones sanitarias. Pero en un entorno tan denso, con niños entre la multitud, intentar dispersar a la multitud habría sido “imprudente y peligroso”.

El Ministerio de Sanidad de Israel ha registrado más de 640.000 casos confirmados de coronavirus y al menos 4.745 muertes desde el inicio de la pandemia.

Al mismo tiempo, Israel ha vacunado a más de 3 millones de sus ciudadanos, también una de las tasas per cápita más altas del mundo.

Los expertos en salud afirman que la campaña de vacunación podría tardar varias semanas en tener efecto sobre las tasas de infección y hospitalización, que suma una media de 6.000 nuevos casos cada día. Del total de contagios de cada día, aproximadamente el 40% de los infectados pertenecen a los grupos más ortodoxos, sin embargo, representan solo el 11% de la población nacional israelí.

Muchos grupos ultraortodoxos han mantenido abiertas escuelas, seminarios y sinagogas, y han celebrado bodas y funerales en masa, violando las restricciones de cierre que han clausurado escuelas y muchos negocios en otras partes del país.

Sus líderes dicen que han sido injustamente señalados y argumentan que el público secular del país no entiende la importancia de las oraciones públicas y los estudios religiosos en su comunidad. Afirman que los infractores son una pequeña parte de su diversa comunidad, y culpan a las condiciones de vida de hacinamiento del brote.

Netanyahu ha contado durante mucho tiempo con el apoyo de los partidos ultraortodoxos, y los críticos dicen que se ha negado a enemistarse con sus aliados antes de unas elecciones críticas. Sin el apoyo de los ultraortodoxos, a Netanyahu le resultará muy difícil formar una coalición de gobierno, sobre todo porque busca la inmunidad en un juicio por corrupción.

Gideon Saar, un político israelí de derechas que se enfrenta a Netanyahu en las elecciones, criticó al primer ministro en Twitter, diciendo que “las imágenes de Jerusalén demuestran que Netanyahu ha renunciado a hacer cumplir la ley por razones políticas. Esto no ocurrirá en un gobierno presidido por mí. Habrá una ley para todos y se hará cumplir”.