Polémica

Las fiestas clandestinas de ministros franceses, ¿una broma o algo más?

La fuente anónima que denunció en un reportaje televisivo una red de cenas de lujo en París dice ahora que todo es falso: “Quería ser gracioso”

El ministro del Interior francés Gerald Darmanin
El ministro del Interior francés Gerald DarmaninANDRE KOSTERSEFE

El tercer confinamiento general arranca con polémica en Francia. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha pedido a la Prefectura policial de París que investigue el escándalo que sacude al país después de que este pasado fin de semana la cadena privada M6 emitiese un reportaje con cámara oculta de fiestas ilegales de alto standing.

Champán, caviar y menús de hasta 490 euros en restaurantes clandestinos son los protagonistas de dichas imágenes en las que las mascarillas o la distancia de seguridad brillan por su ausencia. Pero lo más polémico de todo es el testimonio de alguno de sus organizadores, que afirma, también en cámara oculta, que en las últimas semanas no solo han pasado por allí “celebrities” de distinta índole, sino también “varios miembros” del Ejecutivo galo.

Tras la emisión del reportaje en horario de máxima audiencia, las redes sociales se llenaron de reacciones cargadas de indignación que pedían, bajo el hashtag #onveutlesnoms, saber “los nombres” de los asistentes. Ya durante la tarde del domingo se produjeron algunas reacciones en el seno del Gobierno, algunas de ellas de pesos pesados, como la del titular de Economía, Bruno Le Maire, quien afirmaba en la radio RTL, que estaba “convencido” de que “ningún miembro” del Gobierno haya podido asistir a dichas fiestas clandestinas en tiempos de pandemia, pero que en cualquier caso, apelaba al restaurador a que diera los nombres de los asistentes.

También la “número dos” del Ministerio del Interior, Marlene Schiappa, reaccionaba al reportaje señalando que “si algún diputado o ministro se ha saltado las reglas, sería sancionado como cualquier otro ciudadano”.

Los bares y restaurantes están cerrados en Francia desde el pasado mes de octubre. Con el país enfrentando una espiral de malos datos y especialmente, con las UCI de los hospitales al borde del colapso, las imágenes han hecho brotar una indignación mayúscula que podría pasar una cara factura al Gobierno si se acabase demostrando la asistencia de algún ministro.

«Una vez que cruzas la puerta no hay covid. Queremos que la gente se sienta cómoda. Esto es un club privado. Queremos que la gente se sienta como en casa», indica en el reportaje uno de los organizadores que recalca que la mascarilla tampoco es obligatoria para el personal que trabaja en ellas. El morbo está servido porque se especula sobre un conocido coleccionista parisino que podría estar detrás de toda la organización.

Los medios también han lanzado sospechas sobre un empresario cercano a celebridades francesas que gestiona diferentes restaurantes y resorts mientras el gobierno se esfuerza en multiplicar su mensaje de “no impunidad” en momentos en los que se hace esencial la aceptación social de las nuevas reglas del confinamiento de cuatro semanas que acaba de comenzar con las escuelas cerradas y la movilidad interregional prohibida.

Durante la semana pasada, Francia tuvo una media de 39.000 contagios diarios y Emmanuel Macron ha tenido que ampliar a marchas forzadas la capacidad de las unidades de cuidados intensivos hasta las 10.000 camas.